La llegada de la navidad marcaba una época de mucha alegría para los
trujillanos. Una época para rememorar el nacimiento de Jesús y la celebración
de fin de año. Este año con una Venezuela con indicadores económicos nada
favorables, diciembre es un mes al que todos desean despedir cuanto antes.
Este ha sido un diciembre atípico
para los venezolanos. En la calle se puede escuchar una frase “no hay nada que
celebrar” y es que con un país con indicadores económicos nada alentadores y con
una inflación que noquea los ingresos de los trujillanos, es posible que esas
palabras tengan valor.
Pero dejando todo eso atrás,
queremos recordar esos cinco detalles que traía la navidad y que hoy quisieron
venir.
El olor a pintura
Referencia |
El característico olor a pintura anunciaba que ya era navidad. Por las calles de todos los pueblos y ciudades de Trujillo las familias remozaban sus hogares para recibir un nuevo año con las mejores galas.
El elevado precio de los galones
de pintura ha mermado esta costumbre ininterrumpida desde varias décadas, y que
hoy compite con la necesidad de comida de los venezolanos.
Aún se recuerda como las familias
pintaban las rejas y paredes de sus hogares y en cada casa conformaban un
batallón navideño que era reacio a dejar que al sonar las doce campanadas su
hogar no estuviera como nuevo.
Las calles y casas adornadas
¿No fuiste con tus amigos a ver
las casas vecinas y sus portentosos adornos navideños? Quizás esta es una
tradición escondida, celebrar y reconocer el trabajo creativo de familias que
no escatimaban esfuerzos para hacer de su casa la mejor de la cuadra.
Había para todos los gustos, desde
aquellas que adornaban sólo la reja o la ventana, hasta aquellas que tenían a un San Nicolás gigante de plástico o un
pesebre navideño de yeso.
La decoración y encendido de luces
marcaba pauta para cada uno de nosotros. Hoy podemos contar a dedos las
familias que a pesar de la crisis decidieron seguir con la tradición de
desenredar las luces de cada año para lucir la casa con la alegría de la
navidad.
Preparación del plato navideño
El 24 y 31 de diciembre las mesas
trujillanas tenían distintos acompañantes, los más comunes sin duda eran la
hallaca, el pernil, pan de jamón y la torta negra.
Es muy probable que más de la
mitad de la población de Trujillo difícilmente logre llenar de todos estos
ingredientes sus mesas.
Aún se recuerda como en familia se
preparaban las hallacas. Con la precisión ancestral abuelas y madres hacían las
hallacas, primos las amarraban, los pequeños lavaban las hojas y los tíos
encendían el fogón. No todos seguirán este año con esa tradición.
El sonido de la gaita en cada esquina
Desde agosto el repicar de la
gaita zuliana se unía al quehacer trujillano. Era la señal inminente de que
cada vez faltaba poco para navidad, sus melodías llenas de nostalgia y a veces
de denuncia aceleraban el corazón por vivir un nuevo año.
Este 2016 los acontecimientos
sociales y políticos de estos últimos cuatro meses han impedido escuchar la
gaita “como Dios manda” la bulla y el ruido social han dejado a un lado al
himno de la navidad.
Se puede escuchar en varios
lugares pero la gaita no ocupará este año el sitial que los trujillanos siempre
le han dado durante décadas.
Los estrenos navideños
Llegaba navidad y la actualización
del armario era prioridad. Era común ver a Valera convertida en un caos con
personas que querían llevarse de todo para sus hogares.
Los estrenos del 24 y el 31 eran importantes
para pasear por las calles con ropa nueva y exhibir las prendas que con tanto
esfuerzo padres obsequiaban a sus hijos.
Hoy día es muy común ver en redes
sociales memes en torno a los estrenos. “Si usted no va estrenar, usted es uno
de los míos” reza el más popular. Es que es más económico salir de un ojo de la cara que
comprar por lo mínimo dos pares de zapatos, dos pantalones y dos camisas en el caso de los hombres. Es
momento de desempolvar la ropa que sólo se usa para ocasiones especiales.