El conflicto de poderes actual en
el planeta no es cosa de juegos ni mucho menos de subestimar.
Este momento histórico nuestro es
crítico y aunque estaremos (o estamos) en medio del fuego cruzado, hay que buscar una explicación a lo que sucede para
ubicarnos sin ingenuidades no en un bando, sino en un modo de proceder ante la
Historia. Aunque jamás se debe apoyar al terrorismo o a la anulación del otro,
menos viniendo de un foco dogmático como el del denominado estado islámico,
tampoco debemos aceptar que, como con ese bonito
eufemismo que nos han impuesto de "tercer
mundo", vengamos a ser subestimados y menos utilizados para beneficio
de un grupo poderoso y egoista. Refiriéndome a la campaña pro-occidental de
Facebook después de las desgracias ocurridas en París, un filtro de colores no
hace nada para cambiar la realidad del mundo, pero si afecta la psicología
colectiva, creando bandos en vez de fomentar consciencia para la unificación global.
No es el pelo en la sopa lo que
molesta, es quienes nos la están sirviendo. Porque también recordemos, estamos
en un país con un gobierno que está asumiendo una postura altamente reprochable
ante la Historia.
O abrimos los ojos ante lo inminente mundial o estaremos destinados a comer sopa de pelos en vez de, no sé, sopa
de fideos hecha en casa.