jueves, 3 de diciembre de 2015

Primer Manifiesto del Hollín, por el Indecentísimo Conde de Asar-Azar (III parte)




(III/III)

Las prioridades suenan a calle y a enfermiza calma de borracho satisfecho, porque no hay vicio con satisfacción, por eso tanto artista que disuelve su vida en vicios, escape de lo asqueroso de ver como de manera tan concedida se aceptan las injusticias y la desigualdad, porque nosotros, esto de lo humano, que creemos en la veracidad de la propiedad desde lo egoísta, en la “superioridad” del poderoso, dejamos que la corriente nos arrastre sumisos, y es sabroso, porque como he dicho, la vergüenza está en lo que nos enaltece; por deducción el orgullo, ¿dónde está entonces? Lo han logrado quienes lo planearon hace miles de años ¡Oh, discotecas, pagar para pecar y para exhibirse, ofrecerse y exponerse, porque la vida es muy absurda como para callarla en tonterías trascendentes! No es nada la vida si no ven que la vivo como se la debe palpar, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir, fingir la letra, fingir el ánimo, fingir el amor, fingir la distancia del dolor, fingir que los colores, la montaña, el viento, la amistad, la presencia, la demencia, la inclemencia y la inminencia son signos de que el mundo se acaba, es cierto, se acaba y no es profecía, se acaba porque lo humano no se acepta animal, puro… y en lo animal se cree predecible: la pureza nos eleva. Lo animal, lo verdadero humano no se cree especial, distinto, necesario: recordemos, el ave vuela, el carnívoro caza y el humano piensa y resuelve. Animal, muy animal al fin.

Hagámonos masa universal para fabricar carne con alma, renazcamos en la condición primaria, lo verdadero humano que no necesita de más nada que la compañía, el placer y el pensamiento, porque nada más humano que la mueca de la sonrisa, que el lenguaje del afecto, que lo estético y lo trascendente. Por eso, ¡vamos, hagámonos placer, olvidemos los remordimientos, sigamos nuestro corazón, impulso, animalidad, conocimiento mínimo del mundo que lo puede abarcar todo en la cooperación, lo más hermoso que hay, conocimiento del que estamos distanciados por nuestros sentidos! El mundo es más que lo que entra por los sentidos. Creamos en la ceniza del tiempo, la ceniza que inevitablemente llega, en la ceniza de lo que nos falta y nos ha enaltecido porque humano es nacer para el disfrute, nacer para el abrazo, para el grito afectivo y la calma que reprende la angustia. Digamos todos que la existencia es distinta porque la queremos distinta; no es broma, aunque esto no es autoayuda.

¡Me cag… en el put… poder de mierrrrrrrr! ¡Amén!

Indecentísimo Conde de Asar-Azar, Planeta Tierra, todas las fechas.