
Prensa Corporación Trujillana de Turismo / Génesis Núñez-ECS
Uno de los placeres de la vida es comer, y es que darle gusto al
paladar genera, sin duda, una de las mejores sensaciones; en los pueblos
trujillanos combinan la cultura de sus antepasados con los frutos de sus
tierras para brindar a propios y visitantes variados menús típicos del estado,
que al probarlos, dejarán un sabor inolvidable.
La gastronomía trujillana ofrece una amplia variedad de comidas,
dulces y bebidas de preparación artesanal y con sabores únicos, por lo que el
G/J Henry Rangel Silva, Gobernador del estado y la Ing. Ana Sofía Azuaje,
presidenta de la Corporación Trujillana de Turismo, invitan a visitar Trujillo
para degustar los sabores de la “Tierra Mágica”.
El plato emblemático de la cocina en el Estado Trujillo es el
“mojo trujillano”, hecho a base de suero o leche líquida, cebollín, huevos y
tomate; que acompañado de arepas de maíz o trigo y un buen picante de maguey,
típico de la región, es perfecto para el desayuno o la cena.
A la hora de almorzar también se pueden encontrar alternativas
típicas de la región, tales como la sopa de envueltos, donde las protagonistas
son las arepitas cocidas en budare, preparadas con harina pre-cocida,
huevos, leche (harina de trigo o maicena) y cebollín, a este plato también se
le agrega queso, leche y algunos condimentos que hacen de esta, una delicia
preparada en los páramos trujillanos, así mismo la sopa de pan, las hayacas de
caraotas de Quebrada de Cuevas (vía Valera -Timotes) y las hayacas de queso,
cuya preparación consta de una masa de harina blanca, queso criollo rayado y
suero de leche (opcional), envueltas en hojas de aliso y cocidas en leña, esta
exquisitez no se puede dejar de degustar al visitar la entidad.
Las hayacas de queso son un buen complemento para degustar el
curruchete, un dulce tradicional que generalmente se prepara para festejar el
día de San Juan en los pueblos de Urdaneta y Boconó, la preparación de este
dulce requiere solo de dos ingredientes: queso y papelón, donde al probarlos el
paladar se saboreará de un rico sabor criollo, del mismo modo en Boconó, las
famosas chulas y la mantecada de Niquitao esperan por los paladares de los visitantes.
La conocida acema carachera es una de las delicias de los encantos
trujillanos, hechas con harina de Trigo y papelón producido en el mismo pueblo
carachense, que al probarlas se siente el calor y raíces de la región andina.
Para festejar ocasiones especiales, los trujillanos también tienen
sus propias bebidas: el vino de mora hecho artesanalmente con moras cultivadas
en las tierras altas como Niquitao; así mismo la mistela, una bebida a base de
licor y papelón; de igual manera la chicha criolla preparada con harina de
maíz, crema de arroz y jugo de piña fermentado.
La cocina trujillana con sus comidas tradicionales hace revivir la
historia de sus pueblos, resalta la fertilidad de sus tierras y los buenos
frutos que esta produce; este es otro de los motivos para conocer la tierra
mágica llena de paz y disfrutar de sus sabores y colores.