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Bajó la
santamaria, puso candado y se fue. Nadie sabía lo que sucedía, su negocio era próspero,
uno de los que más ventas tenia al año.
Lo que todos ignoraban es que días antes el Sr Luis (nombre ficticio para proteger
la identidad de la fuente) había recibido amenazas de muerte sino aceptaba pagar
el monto que una banda de extorsión pedía a cambio de “proteger” su negocio.
Historias
como estas se repiten a lo largo y ancho del estado Trujillo, un estado donde a diario te dan vacunas que matan.
Conozca las razones por la que usted puede ser víctima de extorsión
en el territorio de paz y encanto:
Vehículos, una presa fácil
Todas las
personas que poseen algún medio de transporte (motos, carros, autobuses) son
las principales víctimas del cobro de vacunas. Las bandas utilizan calcomanías para
diferenciar los vehículos que les pertenecen, a cambio de cobrar elevadas
cuotas, estas ofrecen seguridad a los dueños. Para los demás extorsionadores está
terminantemente prohibido tocar algún carro que posea este tipo de identificación.
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Viajar al exterior te hace víctima
Los
trujillanos que viajan al exterior también pueden ser víctimas de extorsión. Al
regresar con divisas las bandas comienzan con el cobro de vacunas; el dólar, en
el mercado negro, se ubica alrededor de
Bs 29mil, un negocio jugoso para los extorsionadores.
Poseer negocios, el principal motivo
Desde un puesto de empanadas callejero, hasta una venta de
licor, todos deben cancelar puntual, mes tras mes, con la cuota de la vacuna. En
el estado se han registrado asesinatos donde el principal móvil es la negación a
pagar.
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Pintar tu casa, una nueva modalidad
Algo tan
simple y común como pintar las casas se ha convertido en blanco fácil para las
bandas de extorsión, pues con la situación económica que atraviesa Venezuela,
pintar la fachada de los hogares trujillanos es sinónimo de que la familia que
lo haga, tiene dinero.
La extorsión
es uno de los males que la policía venezolana no ha podido combatir, muchos de
los que dicen “resguardar nuestra seguridad” pertenecen a estas bandas, incluso,
personas que ocupan cargos dentro de organismos públicos hacen de las suyas con el cobro de vacunas.
Mientras
tanto, el trujillano es amenazado, torturado, y se ve en la triste obligación de
vender su carro, cerrar su negocio, dejar de pintar su casa, para no
convertirse en una simple estadística que muere en manos del hampa, en la
tierra de paz y encanto, santos y sabios, donde ser rico… es malo.
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