domingo, 26 de julio de 2015

Carta a una madre venezolana

(Fotografía Andrews Abreu)
Te escribo a ti mujer que por la curiosidad de Eva debiste sufrir por lo menos una vez los terribles dolores de parto que te hacen mártir silenciosa que aún respira.

Te levantas quizás añorando un pasado donde “éramos felices y no lo sabíamos” Sólo tú puedes dar certeza de esa frase que escuchamos a diario ya que has vivido la magia gringa y la odisea rusa.

Vas de establecimiento en establecimiento buscando la comida para dar de comer a los tuyos. El sol no tiene compasión con tu piel que esconde milenarios secretos. Te la tuesta y la corrompe quizás para recordarte de que polvo eres y al mismo volverás.

Has aprendido como una espía de la KGB o la CIA cómo llegar al lugar exacto y conseguir la harina para las arepas de la cena.

Como una gacela corres al ver leche en polvo, esa que dará energía a los que alargaran tu descendencia. Te transformas en hiena hambrienta cuando queda un solo rollo de papel higiénico… y aúllas como loba herida cuando al llegar tu turno la comida se ha acabado.

Cortesía: www.somosnoticias.com.ve
¿Qué has hecho mujer para merecer esto? ¿Qué crimen cometiste para ser condenada de esta manera?

Culpa e inocencia cubren tu cansado cuerpo por cuestiones ideológicas que llegaron a tu vida por casualidad.  Los problemas de Lincoln y Lenin llegaron a la tierra que Bolívar con determinación independizó, para que tú mujer fueras libre de ataduras… ataduras que aparecen en otra forma, en otros tiempos, con una escenografía distinta.

Tu creatividad va en aumento mujer. Son los fantasmas que deambulan por los anaqueles vacíos los que te animan a crear comidas sencillas llenas de cariño.

Ya no puedes decidir si una marca es mejor que otra, ya no puedes comprar el producto que por una salvaje campaña publicitaria querías tener. Te debes conformar con migajas que llegan de distintas partes del mundo, de aquellos lugares que entregan las sobras por unas cuantas gotas de ese oro negro que prometía darte tranquilidad y progreso, y que ahora te encadena a una vida de opresión silenciosa.

¿Quién tiene entonces la culpa de lo que está ocurriendo? ¿El Socialismo o el Capitalismo? No me respondas, que a fin de cuentas sé que no quieres contestar. Para ti eso pasa a segundo plano. Si una de las dos corrientes no te obliga a hacer colas tan largas y la comida se sirve sin espacios en tu mesa.

Luego de ir de lugar en lugar, llegas a tu casa a lavar la ropa sucia de tus hijos ¿Conseguiste detergente? Si agachas la cabeza y no lo conseguiste cambiemos de tarea doméstica… cuéntame de tus hijos.

Tienes miedo por las amistades de que tiene tu hijo, sientes terror cuando sale de parranda con sus compañeros de tragos. Mujer, tu preocupación es compartida. No quieres que tu hijo sea sepultado en una estadística oscura que ubican a esta tierra del “Arauca vibrador” como la más peligrosa del planeta.

Cortesía: yoyopress.com
Quieres que tu hijo se gradúe y sea un profesional. Deseas que sea mejor que tú en el campo laboral. No te quiero desilusionar pero ¿De qué vale que se gradúe si un título universitario vale lo mismo que un chicle de menta?

¡No te sulfures! La verdad es dura, lo sé, quizás tenga el valor que tuvo veinte año atrás.

Propones un descanso familiar, viajar por el país, o fuera de éste. Dejar atrás tanto estrés, y cansancio por un fin de semana en una de las playas más bellas del continente, quizás irte a las nieves perpetuas que se esconden en esta tierra o conocer ese misterioso territorio donde el agua cae a chorros del cielo, ese que llaman Salto Ángel.

¿Qué con qué dinero? ¡Calma mujer! Yo sé que vacacionar es cosa del pasado, pero algunas familias aún se dan el gusto de viajar. Paga un paquete vacacional por un año, pide prestado, que como dicen por estos lares “de algún culo sale sangre”.

Dile a tu esposo que deje de ahorrar, en este país la moneda vale menos que las palabras de nuestro señor Presidente. Busca una forma distinta de hacer negocios, recuerda que en tiempos de crisis se dan las condiciones para evolucionar.

Y me despido de ti pidiéndote encarecidamente que no dejes de sonreír. Eres luz que irradia alegría en tiempos de crisis, es tu vientre el que regala futuro y es tu mirada la que nos lleva  un horizonte no tan lejano donde las cosas no son perfectas, pero las cosas se encuentran.

No todo puede ser color de rosa, lo sabes tú que siendo creadora de vida te relegaron a costilla de Adán.


No olvides que al amanecer el sol no tendrá compasión con tu piel que esconde milenarios secretos.

Cortesía: www.elpropio.com