jueves, 18 de mayo de 2017

“Me querían matar por ser homosexual”: Los testimonios ocultos de personas gays en Trujillo

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En una población tan moral y religiosa como lo es la trujillana, los homosexuales deben sobreponerse a episodios de homofobia en la región. El activista Alexander Lucena afirma que la situación para la comunidad LGBT no es muy abierta, sin embargo asegura que se están dando pasos para aumentar el respeto y la tolerancia.

Juan*  caminaba en la madrugada por su pueblo ubicado en la zona baja luego de compartir tragos con varios amigos. Cerca de su hogar queda un licorería, un carro encendido con varios hombres en estado de ebriedad le hicieron activar sus alarmas al no conocer a ninguno. Casi llegando a su casa notó que el carro aceleró y sin poder hacer nada tuvo a los hombres lanzándole insultos mientras él cabizbajo guardaba silencio.

“Vamos a matarlo, este es marico” dijo uno de los hombres. El que estaba atrás al observarlo bien, pidió que lo dejaran quieto que él conocía al papá, finalmente aceleraron. “No te imaginas la sensación tan horrible que se siente saber que te van a matar sólo por ser distinto” se lamentó Juan.


La homofobia en el estado Trujillo es un tema que no pasa desapercibido para la comunidad Lgbti. Son muchos los casos como los de Juan que quedan en el olvido por miedo a represalias y por un sistema judicial débil que en los andes venezolanos pareciera no amparar casos de este tipo.

Desde expulsiones de sitios públicos, profesores hostigadores, niños que desprecian por ser distintos, incluso golpes y amenazas de muerte, son parte de los ataques que reciben los homosexuales en Trujillo bajo la burla que acepta de manera tácita este tipo de acciones.

“Me rechazaban en la escuela porque no me gustaba ensuciarme”

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Iván* describe que la primera vez que conoció la homofobia fue cuando era un niño. “No me gustaba ensuciarme o sudarme y pues eso llamaba la atención de los demás y me excluían de muchas cosas” dijo.

Otro caso es el de Alejandro, quien vivió su niñez en los páramos trujillanos. Recuerda que era rechazado por sus gestos o manera de actuar “Lo más triste para uno cuando es pequeño es que no sabes por qué eres rechazado, tú sientes que no hiciste nada mal, al final te toca cargar con eso” dijo.

La psicóloga Yalexis Mendoza asegura que “los niños no nacen racistas, xenofóbicos u homofóbicos. Son los adultos quienes proyectan en sus hijos, temores e inseguridades que se ven reflejadas en sus pensamientos y comportamientos, considero que mientras los padres se eduquen asertivamente en lo q respecta a cambios sociales va a disminuir en cantidad las falsas creencias de los niños y futuros adultos hacia la diversidad”.

El “fresita” y el silencio de las monjas

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Aníbal es en la actualidad un reconocido diseñador gráfico y maquillador. Recuerda que en cuando estudiaba en el liceo un profesor de matemática hizo que viviera un año de pesadillas.

“En bachillerato tuve q soportar un profesor que hizo la matemática insoportable para mí. Llamándome "fresita" para la burla ante mis compañeros y las autoridades del plantel,  siendo monjas,  nunca se preocuparon en hacer nada al respecto a pesar de mis quejas”.

Santiago quien nació mujer, vivió una etapa parecida en un colegio religioso en Trujillo capital.

“Trujillo y otros territorios de los andes son conocidos por su formación estricta al asumir el rol que biológicamente le corresponde desde la infancia a cada persona, es por ello que cualquier orientación sexual que no es la correspondida, genera cierto malestar ya que es más difícil el proceso de aceptación” dice la psicóloga Mendoza.

Alexander Lucena: “La falta de conocimientos es la raíz de la homofobia en la sociedad trujillana”

Para el coordinador de Venezuela Igualitaria en el estado Trujillo, Alexander Lucena, se han dado pasos para llevar el tema de diversidad de género y diversidad sexual a los liceos del estado, algo que considera es un gran paso.

“Personalmente he dado charlas en estos lugares y la receptividad de las nuevas generaciones es sorprendente. Sin embargo hay mucha desinformación sobre temas específicos, muchos no saben la simple diferencia entre el sexo y el género o entre la identidad sexual y la orientación sexual, son temas que todas las personas deben conocer, sean o no Lgbt. La falta de conocimientos es la raíz de la homofobia en la sociedad trujillana” dijo.


Asimismo ve con preocupación la aceptación en el núcleo familiar por parte del padre y de la madre. “Paradójicamente en las familias las agresiones verbales  por parte de padres y madres incluyendo la amenaza de dejarlos en la calle es un problema común entre los jóvenes que se acercan a las charlas” acota.

Lucena asegura que ante el rechazo que pueden recibir los homosexuales de sus padres y madres, otras figuras como tíos, primos o abuelos suelen brindar apoyo. Indicó que son muchas las familias que son positivas ante el tema. “Como ya sabemos en Trujilo la mujer es la cabeza de familia y lamentablemente el machismo le roba a muchos hombres la oportunidad de llevar una buena relación con sus hijos o hijas Lbgt”.

Orlando: “Mi papá me lanzó el escaparate mientras dormía”

Orlando* dijo a sus padres que era gay una tarde, su padre se fue del hogar ese día mientras su madre se preguntaba qué había hecho mal en su crianza. “Mientras dormía sentí un golpe y un dolor que me quitaron la respiración, sentí que se me había caído el techo encima” dijo quien actualmente es un reconocido estilista en Trujillo.

La escena se fue repitiendo cada vez que su padre llegaba borracho. “Era la mesa de noche, un cepillo, lo que encontrara me lo lanzaba” revela Orlando. Hoy ya hace 20 años de aquellas terribles escenas. “La relación con mi padre al día de hoy es muy positiva, es mi amigo y confidente en ocasiones” asegura.

La psicóloga Mendoza nos habla del proceso de duelo en los padres al enterarse de la situación de sus hijos. “Mientras mayor nivel de instrucción o globalización cultural tengan los padres, son más propensos a aceptar la homosexualidad de sus hijos, sin embargo es un proceso de transición que va desde la negación a la aceptación, tal cual como se vive un duelo”.

Del “Se me va de la casa” hasta el “vaya rece el Rosario”


Arnoldo recuerda un episodio mientras comenzaba a estudiar en la universidad. “Fuimos a la casa de una amiga y su papá al llegar me vio, ni saludó y de inmediato se fue. Supe de inmediato lo que pasaba aunque mi amiga se negaba. Al final el señor no aguantó la presión”. Arnoldo recuerda que el señor le dijo “Se me va de la casa, aquí no aceptamos gente así”, tomé mis cosas y me fui de inmediato.

Rafael por su parte recogía firmas en Valera para la aprobación del matrimonio igualitario cuando una señora lo enfrentó y le exigió que fuera a rezar el rosario. “Otro señor al ver lo que hacía se me vino encima a golpearme, si no es por mis compañeros me golpea en la cara” recuerda entre risas.

El encargado de Venezuela Igualitaria en Trujillo sostiene que es una lucha ideológica el tema del respeto a los homosexuales. “La verdadera lucha es ideológica se necesita convencer cada vez a más personas que la homofobia es odio,  causa muertes, destruye familias, es el verdadero enemigo de todo esto”.

El papel de las autoridades y la sociedad


Ninguno de los entrevistados dijo sentir apoyo de los organismos competentes. Incluso Juan quien recibió amenazas de muerte aquella madrugada confía en los uniformados. “Son los primeros que te ofenden en la calle” denuncia.

Alexander Lucena considera que no todo está perdido. “Los organismos están en capacidad de dar respuesta, las leyes son claras ante la discriminación, acoso o agresión por cualquier causa incluyendo la homofobia. Pero realmente de lo que depende esta respuesta es de las personas que laboran allí”.

Por su parte la psicóloga Yalexis Mendoza coloca a la homofobia como un grave peligro para la sociedad “debido a que  en la medida en la que no se tolere la diversidad de género habrá más personas dispuestas a realizar actos de violencia y acoso. Estas personas se encuentran lidiando a su vez con creencias familiares y sociales por las cuales conducen su vida, creyendo en una rectitud casi obsesiva que no les permite aceptar la evolución social”.

Nota: Juan* Ivan* y Orlando* no son sus nombres reales.