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La celebración era contagiante. El júbilo embargaba al que fuese el primer alcalde bajo elecciones directas de Escuque. Sus seguidores lo vitoreaban mientras desde el balcón daba palabras de agradecimiento por su tercer mandato en la silla principal de la tierra de nubes. Al amanecer mientras la familia dormía, uno de los hijos llegó llorando “¡Papá nos robaron las elecciones!”.
“¡Lo sabía!”
fueron las palabras de un José Antonio Puche, sus familiares más cercanos no
caían del asombro de verse unas horas como la primera familia municipal por
tercera vez a ser derrotados por Manuel Márquez, un candidato del chavismo que
según el CNE obtuvo la victoria por sólo 17 votos.
Horas antes
el bando del chavismo salía de Sabana Libre e informaba a las demás parroquias
sobre el triunfo de Puche. Era un triunfo que lo llevaba de nuevo a la silla
principal de la tierra de nubes.
Las personas
comenzaban a bajar en cantidades a la casa de la familia. Sabana Libre estaba repleta
de activistas y seguidores del que fuera el primer alcalde de Escuque bajo
elecciones directas. Él desde su balcón dio las gracias y unas palabras de
aliento a la masa que sólo pensaba en una cosa: en celebrar.
La señora
Puche ya cansada por todo el trajín del día a día preparó comida para todos los
invitados inesperados que llegaban y para todos aquellos que trabajaron durante
el día para que el triunfo se hiciera realidad. A las doce de la medianoche
terminaba la celebración. La familia oró por el triunfo y juntos se acostaron a
dormir.
José Antonio
Puche revisaba los dos diarios de la región muy temprano por la mañana, uno lo
daba triunfador y el otro a su contrincante. En el ambiente la confusión reinaba, unos
llegaron a mostrar su pesar, en busca de explicaciones, intentando entender qué
había pasado mientras ellos dormían. El que hasta hace poco era el claro
triunfador lo cobijó la angustia, la decepción, la tristeza. Su familia intentaba
en vano levantarlo para que emprendiera una lucha que para muchos ya estaba
perdida. Manuel Márquez y sus seguidores despertaron del letargo y comenzaron a
celebrar por las calles de Escuque el triunfo.
Según cifras
del Consejo Nacional Electoral, José Antonio Puche perdió la alcaldía de
Escuque por sólo 17 votos. Una cantidad mínima. Quizás a su equipo de trabajo
sólo le faltó conseguir un bus, llenarlo de personas y asegurar el triunfo.
La MUD
regional acompañó a Puche hasta el CNE en Trujillo, todas sus denuncias fueron
desestimadas, lo que serían ocho días yendo a Caracas se transformaron en un
calvario de seis meses para buscar respuestas de la oficina central, pero todo
fue en vano.
Decaído, sin
norte, era otro hombre. Su familia preocupada intentaba animarlo en vano. Una
de sus hijas quiso mediar enviándole una carta donde le pedía seguir esa lucha,
que fuera valiente así como él le había enseñado con esas palabras a ella la
importancia de luchar.
Un año dos
meses y tres semanas sin éxito, pero con la seguridad de que estaba en lo
correcto.
Para su hija
la abstención, el triunfalismo, la lluvia que cayó ese día entre otros factores
jugaron en contra de un triunfo que para muchos era casi seguro.
Ante la
pregunta de si José Antonio Puche se lanzará de nuevo a la silla principal de
la tierra de Ikake sin temblar el pulso dice: El pueblo escuqueño lo quiere de
vuelta levantar a Escuque de esta catástrofe que nos tienen.
Nota: Elisa Puche colaboró para la
publicación de este artículo.