TODAS LAS
FIESTAS, UNA FIESTA
Sabemos que las Navidades es un tiempo de grandes fiestas de
todo tipo, desde celebraciones de íntimo contenido religioso hasta las más
diversas manifestaciones cuya única finalidad es la alegría expresada en todas
las formas posibles donde el baile, el canto, el colorido, los banquetes, e
incluso la pirotecnia se hacen presentes.
¿Pero qué celebramos en esta fecha? ¿Se tratará tan sólo de comer, bailar, beber
para divertirse como en cualquier otro momento del año? ¿Existe algo más olvidado en estos tiempos
vertiginosos que nos conecta con sentidos renovadores muy profundos para todos
nosotros?
LA FIESTA DE LA NATIVIDAD Y EL ROSARIO DE LAS FIESTAS ANDINAS
En sentido religioso hay una gran fiesta que celebrar en el
mundo cristiano. Es el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, que se conmemora
el 25 de diciembre, en plena madrugada, motivo por el cual la gente espera ese tránsito
temporal desde el día 24 para festejar el insólito nacimiento de quien predicó
el Amor y la Vida.
La natividad de Cristo hace recordar la vida de sus
antecesores, profetas, familiares, relatada en las sagradas escrituras, y
también convoca a un conjunto de muy interesantes personajes que en el imaginario
popular se han hecho relevantes como acompañantes en el pesebre, tales como los
animales, los pastores y los reyes magos.
La natividad adquiere cuerpo, a manera de maqueta
maravillosa, en los nacimientos o pesebres que los niños y los adultos elaboran
en cada casa campesina o urbana de nuestra geografía. Y aún más, en las paradas o paraduras,
serenadas, buscas, que se organizan por tradición familiar y en grandes fiestas
comunitarias que recrean esa historia de humanos y seres divinos.
LAS FIESTAS DEL TIEMPO Y DE LA NATURALEZA
La Natividad como hemos visto es una fiesta del tiempo
religioso conque los pueblos se han guiado en la noche de los tiempos. Igualmente, en todo el mundo han existido las
fiestas del tiempo asociadas al paso del equinoccio de otoño al solsticio de
invierno, hacia el 21 y 22 de diciembre, como parte de la renovación cíclica de
la naturaleza,
Son fiestas solares cuando el sol se halla más alejado en
relación con alguno de los hemisferios terrestres. En el hemisferio sur se ubican
en el mes de junio, pero en el hemisferio norte se sitúan en este mes y son una
estrategia mítica para invocar el retorno del sol, astro fecundador, en el
ciclo anual de la tierra.
Entonces no resulta nada sorprendente la cantidad de fiestas
populares de raigambre ancestral que florecen durante la temporada en los Andes
venezolanos, que fusionadas con el imaginario cristiano poseen un sentido
simbólico de gran riqueza y misticismo.
PASTORES EN ROMERIA
Las grandes fiestas populares tradicionales –y no me refiero
a los templetes que antes solían hacerse en todos los pueblos y que aún se
hacen en algunos de ellos- son una expresión de arte total, como manifestaba
refiriéndose al Tamunangue, el escritor y filósofo venezolano José Manuel
Briceño Guerrero en su novela El Garrote y la Máscara.
Pensemos en la bajada de los niños en Santiago de Trujillo y
en el páramo de Cabimbù, el 24 de diciembre, al atardecer, mientras va cayendo
la noche, velorios, romerìas de humildes pastores, que al son de los tambores,
conmemoran su nacimiento, como en el aguinaldo de El tamborilero, la Natividad.
Pero también en la más colorida y diversa fiesta de los
Pastores del Niño de San Miguel de Boconó, también de evidente raigambre Cuica,
que, con gran devoción, tras un peregrinar de velorios cantados, caminatas de
pastores y disfraces, con el canto versificado y el acompañamiento de cuatros,
guitarras y guaruras, se reúne en dicho pueblo el 6 de enero.
GIROS DANZANTES DE SAN BENITO
Los primeros días de enero en La Mesa de Esnujaque bailan los
Giros en una gran fiesta popular de danzantes y música que es común a toda la
zona paramera del oriente merideño donde San Benito se hace santo decembrino,
amigo del Niño Jesús, protector de pueblos, casas, negocios, salud y
sementeras.
La devoción a San Benito –el santo negro- dura todo el año y
hay una gran diversidad de expresiones desde la que realizan los
afrodescendientes del Sur del Lago, los campesinos mestizos de los Andes, con
sus velorios, sus danzas, sus romerías.
Trujillo, es un crisol cultural, sin duda, asomémonos con
asombro y pasión a la aventura de conocerlo…