La toma duró alrededor de cinco horas |
Y ahí
estaban, dos años después, parados en el icono de la “resistencia” trujillana.
El tricolor nacional ondeaba al ritmo de las canciones simbólicas de la campaña
presidencial del 2012, el blanco dijo presente en la vestimenta de los asistentes,
quienes encontraron en ese color una manera de manifestar su deseo de paz.
La
convocatoria no fue masiva, o al menos la esperada, pero esto no fue
impedimento para que abuelas, estudiantes, profesores y demás sociedad civil se avocaran al llamado de la
MUD para la denominada “Toma de Venezuela”, que en Valera tuvo escenario
en las históricas torres del Murachí.
Los logos partidistas
fueron los grandes ausentes de la
jornada, experiencias en marchas anteriores con finales violentos puso un ultimátum a los militantes, quienes prefirieron
asistir como civiles para evitar ser víctimas
de los temidos colectivos.
La mañana transcurría
con tensa tranquilidad, los asistentes habían precisado los puntos de fuga en
caso de que llegaran “los violentos pagados por el gobierno”, pero estos nunca aparecieron.
¿Querían ver
a los colectivos? La respuesta muy clara, por primera vez en el año la
oposición trujillana se preparó para darles una bienvenida a quienes se han
encargado de amedrentar a quienes piensan distinto. Pero esta vez, los
violentos fueron otros.
El reloj ya
marcaba las dos de la tarde, cinco horas después del inicio de la
concentración, Yhonny Toro, dirigente de la tolda naranja, pidió a las personas
irse a sus hogares, pues el objetivo ya se había cumplido. Esta orden comenzó a
dibujar en los rostros de los presentes el sentimiento de molestia, impotencia
y frustración que sintieron, pues esperaban que esta fuera una actividad
contundente, y no fue así.
Las próximas
acciones ya fueron anunciadas, paro nacional de 12 horas el viernes 28 de
octubre y la toma de Miraflores para el #3Nov , la esperanza de muchos: que
esta no sea una concentración más, una marcha más…
Vea también La toma de Trujillo en imágenes