Manifestantes cruzando el Guaire en Caracas (Foto: El Universal) |
El humo de las bombas lacrimógenas
los acorralaba, por un costado, los feroces represores, por el otro, el turbio
río Guaire, ambos lados llenos de putrefacción. No les quedó de otra,
decidieron lanzarse al torrente, porque para ellos, en el caso de morir, la
infección sería una muerte más digna que por una bala represora.
Hombres y mujeres, jóvenes,
adultos y ancianos decidieron refugiarse en las aguas negras del afluente que
atraviesa el valle de Santiago del León, aguas negras que en tiempos de la
independencia fueron cristalinas, las cuales sirvieron como abrevadero para los
corceles de los próceres; hoy, esas mismas aguas, contaminadas por el mito del
progreso, llenas de heces, basura y desechos tóxicos purificaron a la
muchedumbre que se volcó sobre ellas, salvándolos de una muerte cruel
perpetrada por las maniobras desesperadas de un tirano moribundo, con ínfulas
de emperador, riendo frenéticamente cual Nerón viendo a Roma quemarse.
Burlas salían de los labios
resecos del esquizofrénico títere con delirios napoleónicos: “Al César lo que
es del César, a Dios lo que es de Dios y al Guaire lo que es del Guaire”, su
séquito se hizo eco de este edicto publicado en las redes sociales, tratando
como porquería a los humanos desesperados por el humo ahogante de las bombas
que se lanzaron al río.
El Pueblo de Israel cruzó el Mar
Rojo para huir del ejército enemigo y dejar la esclavitud atrás, ahogada en el
fondo del mar, junto con los mejores Capitanes, caballos y Caballeros del
Faraón enceguecido de odio. Israel también cruzó el río Jordán para llegar a la
Tierra Prometida, dejando en su fondo 40 años de deambular en el desierto por
alejarse del Dios de sus padres y adorar a un Becerro de Oro, así hoy, estos venezolanos, hombres y mujeres
con sed libertaria cruzaron el río Guaire, buscando su libertad, queriendo
dejar el desierto de la escases y del silencio comunicacional y la esclavitud
de las colas y del hampa atrás, en lo más profundo del Guaire, con la esperanza
de la Venezuela Prometida, una Venezuela donde mane Leche, Miel y todos los
productos y medicinas que hoy faltan, una Venezuela libre, libre de todo Faraón
y de todo Becerro de Oro, Libre de esclavitud, Libre de Tiranía.
Ellos fueron purificados en el
Guaire.