sábado, 11 de marzo de 2017

¿Por qué Jajó es el pueblo más bonito de Trujillo?

Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times

Más de 400 años de historias se escabullen por los ventanales de este pueblo trujillano donde el tiempo no ha pasado. La belleza de sus montañas, su clima agradable, la hospitalidad y tranquilidad de su gente son una opción para aquellos que quieran escapar del bullicio de la ciudad.

A una hora de la bulliciosa Valera se encuentra un pueblo con más de 400 años de historia. El olor a tierra húmeda, su aire puro, la cordialidad de las personas y las bellezas de sus montañas son la carta de presentación de Jajó, un pueblo donde el reloj se detuvo.

Jajó se encuentra ubicado en el municipio Urdaneta, territorio considerado como “La Perla de Los Andes” por tener entre sus pies no sólo al pueblo fundado en 1.611 sino también a La Quebrada, La Mesa de Esnujaque o Durí por nombrar algunos.

Situado a casi 42 kilómetros de Valera, son muchos los sitios especializados que alaban la tranquilidad, las panorámicas y la sensación casi relajante de caminar sobre camino de piedras mientras se observa a cada lado casas coloniales y el saludo imperante y casi místico del gentilicio andino.

Para llegar a Jajó se toma la vía que va hacia Timotes, tomamos un desvío que nos llevará a este pueblo escondido entre montañas.

¿Es Jajó el pueblo más bonito de Trujillo? Aquí te enumeramos algunas razones:

Sus panorámicas

Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times

Desde que subimos a Jajó sus panorámicas son un festín visual para nosotros. El verdor de sus montañas, sus campos cultivados, la gran variedad de árboles frondosos y la sensación de estar cerca del cielo cautivan de inmediato a quien visita el poblado.

El aire puro que se respira puede en ocasiones detener la sensación de rapidez que guardamos al caminar producto de vivir en la ciudad.

Jajó te obliga a dar pasos pequeños, a respirar con calma y disfrutar cada espacio que nos regala la tierra de la Virgen del Talquito.

Su gente amable y sonriente

Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times

El sello característico del trujillano es su amabilidad, agrégale la hospitalidad que envuelve a los habitantes de esta tierra y encontrarás un lugar acogedor lleno de personas con buenas vibras.

Cuando tiempo atrás turistas de distintos países de Europa llegaban a Trujillo, Jajó era un lugar que los hechizaba por su imponente belleza.

Los habitantes de Jajó sabrán qué necesitas y no dudarán en darte una mano para que te lleves la mejor experiencia de tu vida.

Su inalterable cultura colonial

David Rojo/ Trujillo Digital

Sus calles de piedra evocan un pasado colonial y nos permiten visualizar cómo era la vida de trujillano del ayer.

Sus casas con amplios ventanales, vestidas de blanco y con hermosos balcones llenan de frescura el quehacer diario de las familias de Jajó.

Resulta muy interesante percibir todo esto y pasearse por su iglesia en honor a San Pedro, que aún guarda como tesoro escondido cada espacio de valor del cuatricentenario pueblo.

La sensación de estar en el paraíso terrenal

Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times

Si tienes la oportunidad de hospedarte en Jajó, un verdade
ro regalo de la naturaleza es observar cómo el amanecer va quitando la sábana de neblina de su cuerpo.

El cantar de los gallos se confunde con las melodías de los pájaros que anuncian un nuevo día.

Agrega a tu estadía un café andino, arepas tostadas y un mojito andino. Será una experiencia que difícilmente puedas olvidar.

Porque atrapa a quien lo visita

David Rojo/Trujillo Digital

Publicidades de empresas de automóviles y hasta una película se ha grabado en Jajó. No es tarea difícil preguntar el porqué.

Sus locaciones atrapan y enamoran y logran aquel viejo objetivo publicitario de que la palabra de un amigo o familiar vale más que un vendedor.

Así que si usted ha visitado Jajó, promociónela  con gusto y si no lo ha hecho visítela, tendrá la plena seguridad de estar en un lugar que por 400 años no ha cambiado ni la manera de saludar.