Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times |
Más de 400 años de historias se escabullen por los ventanales de este pueblo trujillano donde el tiempo no ha pasado. La belleza de sus montañas, su clima agradable, la hospitalidad y tranquilidad de su gente son una opción para aquellos que quieran escapar del bullicio de la ciudad.
A una hora
de la bulliciosa Valera se encuentra un pueblo con más de 400 años de historia.
El olor a tierra húmeda, su aire puro, la cordialidad de las personas y las
bellezas de sus montañas son la carta de presentación de Jajó, un pueblo donde
el reloj se detuvo.
Jajó se
encuentra ubicado en el municipio Urdaneta, territorio considerado como “La
Perla de Los Andes” por tener entre sus pies no sólo al pueblo fundado en 1.611
sino también a La Quebrada, La Mesa de Esnujaque o Durí por nombrar algunos.
Situado a
casi 42 kilómetros de Valera, son muchos los sitios especializados que alaban
la tranquilidad, las panorámicas y la sensación casi relajante de caminar sobre
camino de piedras mientras se observa a cada lado casas coloniales y el saludo
imperante y casi místico del gentilicio andino.
Para llegar
a Jajó se toma la vía que va hacia Timotes, tomamos un desvío que nos llevará a
este pueblo escondido entre montañas.
¿Es Jajó el
pueblo más bonito de Trujillo? Aquí te enumeramos algunas razones:
Sus panorámicas
Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times |
Desde que subimos a Jajó sus panorámicas son un festín visual para nosotros. El verdor de sus montañas, sus campos cultivados, la gran variedad de árboles frondosos y la sensación de estar cerca del cielo cautivan de inmediato a quien visita el poblado.
El aire puro
que se respira puede en ocasiones detener la sensación de rapidez que guardamos
al caminar producto de vivir en la ciudad.
Jajó te
obliga a dar pasos pequeños, a respirar con calma y disfrutar cada espacio que
nos regala la tierra de la Virgen del Talquito.
Su gente amable y sonriente
Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times |
El sello
característico del trujillano es su amabilidad, agrégale la hospitalidad que
envuelve a los habitantes de esta tierra y encontrarás un lugar acogedor lleno
de personas con buenas vibras.
Cuando tiempo
atrás turistas de distintos países de Europa llegaban a Trujillo, Jajó era un
lugar que los hechizaba por su imponente belleza.
Los
habitantes de Jajó sabrán qué necesitas y no dudarán en darte una mano para que
te lleves la mejor experiencia de tu vida.
Su inalterable cultura colonial
David Rojo/ Trujillo Digital |
Sus calles de piedra evocan un pasado colonial y nos permiten visualizar cómo era la vida de trujillano del ayer.
Sus casas
con amplios ventanales, vestidas de blanco y con hermosos balcones llenan de
frescura el quehacer diario de las familias de Jajó.
Resulta muy
interesante percibir todo esto y pasearse por su iglesia en honor a San Pedro,
que aún guarda como tesoro escondido cada espacio de valor del cuatricentenario
pueblo.
La sensación de estar en el paraíso
terrenal
Foto: Yordanka Caridad/ Havana Times |
Si tienes la oportunidad de hospedarte en Jajó, un verdadero regalo de la naturaleza es observar cómo el amanecer va quitando la sábana de neblina de su cuerpo.
El cantar de
los gallos se confunde con las melodías de los pájaros que anuncian un nuevo
día.
Agrega a tu
estadía un café andino, arepas tostadas y un mojito andino. Será una experiencia
que difícilmente puedas olvidar.
Porque atrapa a quien lo visita
David Rojo/Trujillo Digital |
Publicidades
de empresas de automóviles y hasta una película se ha grabado en Jajó. No es
tarea difícil preguntar el porqué.
Sus locaciones
atrapan y enamoran y logran aquel viejo objetivo publicitario de que la palabra
de un amigo o familiar vale más que un vendedor.
Así que si
usted ha visitado Jajó, promociónela con
gusto y si no lo ha hecho visítela, tendrá la plena seguridad de estar en un
lugar que por 400 años no ha cambiado ni la manera de saludar.