De las pocas fotografías encontradas de Ignacio Burk/ Foto: Portada del libro sobre el maestro por José Hernán Albornoz |
El 1905 nace
en la ciudad alemana de Núremberg Ignacio Martín Burk, quien a la postre sería
un reconocido sacerdote, filósofo, educador y escritor. Su pasión por la
investigación y sus dotes de escritor lo llevaron a publicar 23 libros avalados
por la Biblioteca Nacional de Venezuela.
Venezuela
sería su hogar hasta su muerte acaecida en el año 1984. Su huella en Valera
sigue vigente hoy día en la lucha por obras de envergadura y hasta un colegio privado
que lleva su nombre.
Una vida dedicada a Dios
Burk estuvo en la puesta de la primera piedra de la iglesa de Puerto Ayacucho en 1933. Desconocemos cuál de ellos es/ Foto: Cronista de Atures |
Con 19 años ingresa a la Congregación de los Salesianos en el año 1924. Como estudiante religioso viajó a Austria y a Roma para intensificar sus estudios.
Un año después
el papa Pío XI declara Año Jubilar, situación que lo lleva a Venezuela para
predicar la doctrina católica en suelo criollo.
Al llegar al
país comenzó su trabajo como maestro en
Caracas y Valencia. Sería enviado luego a Amazonas entre los indios piaroas, donde
se desempeñó como educador, médico y director de escuela. Esta situación
termina cuando contrae paludismo en la selva venezolana y es enviado de
inmediato a Caracas.
En 1938
llega a Valera, en el año 1940 Burk obtiene la nacionalidad venezolana.
Volvería a
Caracas entre 1946 y 1949 para titularse como profesor en bilogía, química,
filosofía y psicología.
De
regreso a la ciudad no escatima en esfuerzos
para fundar el laboratorio del hospital y el Ateneo de Valera. Sus esfuerzos
los realizaba mientras impartía clases en el Colegio Federal (actualmente CC.
Edivica) y el Colegio Salesianos.
El amor por una mujer lo aleja de la
sotana
Valera sería
la ciudad que lo llevaría a plantearse dudas existenciales sobre su vida.
Ignacio Martín Burk, un hombre que llegó a Venezuela como sacerdote y misionero
de Dios, termina enamorándose de una mujer.
La ciudad de
las siete colinas fue testigo de la renuncia al sacerdocio del clérigo alemán,
luego de esto contrajo nupcias con Elionor Geissler.
Luego de
esto Burk marcaría su vida en un antes y un después, el amor a las ciencias lo
fue llevando a dirigir programas radiales científicos en Maturín y afianzarse
en la publicación de libros en las ramas que más dominaba, la psicología y la
química.
Finalmente se radica en Caracas
En el año
1960 llega Caracas para trabajar como profesor universitario a sus 55 años.
Fue profesor
del Instituto Pedagógico en las cátedras de Psicología, Teorías Psicológicas y
Antropología Filosófica, siendo además jefe del Departamento de Pedagogía de la
misma institución.
Desde el año
1973 publicó en el diario El Nacional su columna “Reloj de Arena” donde se
ocupó de diversos temas de interés.
Su legado
La
Biblioteca Nacional de Venezuela tiene en su catálogo 23 obras del teutón.
Destacan en estas obras temas sobre psicología, química, física entre otras.
Dos escuelas
privadas llevan su nombre. Una en la ciudad de Valera ubicada en el sector Las
Acacias y otras en la ciudad de Maturín.
Los últimos
años de su vida los dedicó a la docencia y la enseñanza, abocado a las ciencias
y los conocimientos en un país al que hizo suyo y lo recibió cuando era un
misionero.