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Foto: Referencia |
Cada día el éxodo de venezolanos emigrando
a otro país va en aumento. Cambiar de vida y cultura por un mejor futuro no es
nada fácil. A pesar de muchos casos de éxitos también encontramos casos de
fracasos, donde los protagonistas tienen que regresar al país como el de un
joven trujillano que contó a Trujillo Digital su experiencia en Colombia.
Jordyn
Carangelo, un valerano residenciado en el sector La Floresta, decidió emigrar junto
a su novia en busca de un futuro estable. Una maleta llena de sueños y
esperanzas era lo que acompañaban a estos dos jóvenes que salieron de Venezuela
buscando un mejor porvenir para su hija de nueve meses.
Aunque el
objetivo principal era conseguir un trabajo de inmediato para sobrevivir,
supieron de primera mano que eran una estadística más, cuando al llegar a la
tierra de Nariño encontraron la cruda realidad que como ellos, miles de
venezolanos iban en busca de lo mismo.
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Gráficas: El Confidencial |
Según Carangelo tenían que comprar un boleto de entrada y otro de salida como cualquier turista para poder llegar a Bogotá. Cada boleto cuesta 60 mil pesos.
“El primer
día en que llegamos todo se nos complicó. Nuestra meta no era Cúcuta, tuve
sentimientos encontrados; decepción y angustia. De inmediato nos dimos cuenta
de la malas caras que nos ponían y eso nos hizo pensar que teníamos que echarle
ganas para poder sobrevivir”.
¿Qué hicieron cuando se dieron cuenta
de que no podían llegar a Bogotá?
“Pues
anduvimos sin rumbo, nos encontramos a una señora que nos tendió la mano. Nos
alojó en su hogar y nos cobró barato, luego nos prestó unos termos juntos a
unos carritos para vender café, agua y bambis. Lo cual es común hacer cuando se
llega a Cúcuta o cualquier ciudad colombiana. Cuando salimos a vender me di
cuenta que en cada cuadra habían vendedores
de café, agua y otras cosas… Y
que la mayoría eran venezolanos.”
Aunque
Jordyn no lograba vender nada, sus
esperanzas no morían, recorría el centro horas y horas hasta que alguien le
compraba. “Era difícil vender, en algunos lugares me prohibían vender porque
era venezolano, en otros lugares me decían “no te compro porque eres
venezolano”, otros me compraban porque me querían ayudar. Lo que más vendía era
agua y eso porque vienen selladas”.
¿Te sentías mal cada vez que recibías
comentarios xenófobos?
“Sí,
realmente sí y es lamentable porque te tildan de ladrón dicen que los
venezolanos vamos a robar y aunque suene triste es la verdad, los que están
robando actualmente allá son venezolanos, bueno una parte”.
En años anteriores Venezuela era un
país que recibía a miles de personas de diferentes países. Éstas eran
mayormente recibidas de buena manera ¿Qué opina usted de que ahora los
venezolanos tengan que emigrar para buscar oportunidades y tengan que vivir los
que ustedes vivieron?
“Aquí no
estamos pendientes de que nacionalidad es cada quien, si eres colombiano, francés, chileno, chino, japonés
o de cualquier nacionalidad nosotros lo vemos con una misma cara. Pero en los
demás países eso realmente importa mucho, es por eso la dificultad de poder
trabajar. Y es triste que emigrantes de cualquier nacionalidad tengamos que
vivir esas experiencias”.
Cada
extranjero vive experiencias distintas, desde comer una sola vez al día hasta
recorrer largos kilómetros y kilómetros para ahorrar dinero. “Comíamos una sola
vez al día, el agua nos la daba la señora puesto que allá todo es pago. Para no
gastar dinero en transporte teníamos que caminar al centro que es donde salimos
a vender, es como caminar desde Plata III hasta La Beatriz, y nosotros los
hacíamos cuatro veces al día. Los mismos colombianos nos reconocían y uno me
dijo que con solo vernos caminar sabían que éramos venezolanos.”
Los jóvenes
al darse cuenta que no podían más decidieron regresar al país, trayendo con
ellos sus sueños, objetivos y esperanzas. “Se acercaba el fin de mes y debíamos
pagar el alquiler y por más que salíamos a vender no nos dio para pagar los 160
mil pesos de alquiler. En nuestras maletas había muchos sueños y objetivos,
salimos con muchas esperanzas y en búsqueda de un mejor futuro para nuestra
pequeña hija. Nos fuimos con grande pensamientos, pero no sabíamos lo que nos
esperaba.”
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Gratificas: NTN24 |
En los últimos años los venezolanos
se acostumbraron a despedir a sus amigos, conocidos y familiares que salen en
búsqueda de un mejor futuro ¿Qué le diría usted a todas esas personas que
tienen pensando en emigrar?
“Realmente
no es fácil tomar la decisión de irse no es fácil y aún más cuando uno se va de
aventurero. Si se van teniendo familia en el exterior supongo que les ira un
poco mejor, pero si se van de aventurero les irá muy duro y hay que emigrar con
los pies sobre la tierra y saber que desde el primer día puede que les vaya mal”.
¿Qué le dirías usted aquellas
personas que son xenófobas?
“Les diría
que les deseo lo mejor, hay que desearle bien a todo el mundo. Y les digo que
hoy somos nosotros en un futuro puede tocarles a ustedes”.