martes, 19 de julio de 2016

Trujillanos intentará frenar la mala racha al recibir a Mineros

Cortesía: Prensa Trujillanos F. C.


Un Trujillanos lleno de dudas y crisis de resultados recibe este miércoles al Mineros de Guayana de Jesús Vera, que tampoco viene bien, en el José Alberto Pérez, por la cuarta fecha del Torneo Clausura 2016, a las 4:00pm.

El cuadro del “Tute” Valiente tiene un presente para nada alentador, está en el puesto 15 del clausura, suma 3 derrotas en apenas 7 días y no ha podido ganar en el “Cementerio de los Grandes” en 128 días por la primera de Venezuela.

“Seguimos cometiendo errores puntuales y eso nos está pasando factura. Son errores que a este nivel de fútbol profesional no se pueden cometer”, declaró Jesús Valiente luego del partido ante Táchira. 
 

  Lo del Negriazul no es muy distinto, 17º en la tabla, vienen de caer goleados 1-4 en manos de Zamora en el CTE Cachamay, y si bien, tiene medio pie en la siguiente ronda de Copa Venezuela tras ganar 4-2 en carretera a Angostura, no suma de tres en 7 jornadas por la liga desde aquel 5-2 ante Llaneros en el apertura.

“Contra Trujillanos debemos hacer el buen fútbol que mostramos ante el Deportivo La Guaira y Zulia. Que lo de Zamora no nos afecte”, dijo el líder del conjunto guayanés, Jesús Vera.

Cortesía: Prensa A. C.  Mineros

 Aunque los últimos duelos particulares entre ambas escuadras se inclinan levemente para el conjunto oriental con 3 victorias por 2 del amarillo y marrón; Mineros no gana en Valera desde el partido de ida de la final de Copa Venezuela en 2011. 

Pero  por torneo de primera división no gana en la Ciudad de las Siete Colinas desde el apertura 2001, con un 1-2 sobre el que para entonces se llamaba Deportivo Trujillanos. 

El encargado de impartir justicia será Orlando Bracamonte, el portugueseño viene de pitar el Estudiantes de Mérida - Atlético Vzla, de la primera fecha, concediendo 7 tarjetas amarillas y un penal a favor para los locales.

Alineaciones probables

Trujillanos: Héctor Pérez; Manuel Granados, Luiryi Erazo, Davixson Flórez, Ismael Páez; Johan Osorio, Wildyjhon Vivas, Carlos Sosa, Franklin González*; James Cabezas y Omar Perdomo.

Mineros: Tito Rojas; Francisco Carabalí, Daniel Benítez, Anthonys Matos, Héctor Noguera; Miguel Camargo, Ángel Lezama*, Aristóteles Romero, Jesús Meza; Johan Arrieche y Ángel Osorio.




  



lunes, 18 de julio de 2016

POLLO PARA LA CENA

http://www.ellahoy.es

Ivana se deleitaba viendo  como su padre degollaba los pollos en el pequeño matadero de la granja que poseía. La niña iba cada fin de semana con Manuel, su padre, de esta forma aprendería el trabajo que arduamente se realizaba para poder mantener a la familia. A sus doce años Ivana demostraba gran destreza en el manso oficio de despescuezar pollos y prepararlos para su venta y consumo.

En los días que no tenía clases, la inundaba una felicidad enorme, pues podía escapar del martirio que representaba el colegio y dirigirse con su padre, la única persona con quien podía entablar una conversación, a la granja. Ivana era de vital importancia los fines de semana, debido a que el negocio no podía costear los salarios de los tres trabajadores, sábados y domingos. Además la granja no estaba marchando bien, a Manuel se le hacía difícil adquirir el alimento para los pollos, las vacunas que los mismos requerían, en fin todo el material para la cría y engorde de los pequeños alados, cada día se volvían menos accesibles.

Su mirada era sombría, orquestaba muy a tono con su personalidad, Ivana era de aquellas niñas que no gustaba de relacionarse con las personas, salvo por su padre, a quien ella admiraba. Se llenaba de orgullo y sus ojos resplandecían cuando sus profesores le preguntaban por el oficio de su papá, pero fingía alegría cuando le tocaba hablar de su madre o hermano menor, y caramba, como se notaba. Ella pensaba que su madre estaba con Manuel porque éste, tiempo atrás había sido muy adinerado. Sobre su hermano menor, lo creía inútil, una carga para la familia, el pequeño Martín sufría de un severo retardo mental, tenía tres años y aún no lograba anunciar con palabras cuando tenía que hacer sus necesidades fisiológicas.

Ivana también mostraba gran talento en la cocina, pues se había visto obligada a aprender prematuramente el arte culinario, porque no le apetecía lo que su madre preparaba.  Más que desagrado por la comida de la madre, era desagrado por la madre misma, no soportaba la idea de ser hija de una mujer que estaba con su esposo solo por el dinero, esto era lo que pensaba.

Los días de clases transcurrían como siglos para la sombría niña, ella solo quería que llegara el fin de semana para poder estar a solas con su padre en la granja, ayudándole y sintiéndose querida. Dándole de comer a los animales, limpiando el galpón, aseando el matadero y realizando su labor favorita, colocar a la indefensa ave  sobre el mesón, tomar la hachuela firmemente y de un tirón ¡Saz! Decapitar a sangre fría. Se sentía con tal poderío, que no había momento que la llenara de tanto regocijo, como ese en que la sangre del animal se derramaba sobre ella y hacía finos hilos de rubor sobre su rostro.

Para satisfacción de Ivana, su madre cayó enferma de lumbago. Estuvo hospitalizada por cuatro días, durante los cuales la niña era la mujer de la casa. Preparaba la comida,  se encargaba de la limpieza y esperaba a que su padre llegara por las noches con deliciosos manjares, pero odiaba tener que cuidar a Martín, el pollo retrasado, como en secreto lo llamaba. Manuel estaba tranquilo, porque sabía que Ivana se podía encargar del hogar y del pequeño, mientras él trabajaba en la granja y luego podía ver de su esposa en el hospital, hasta largas horas nocturnas.

Por otro lado, se tornaba preocupado, los médicos dijeron que tenían que operar a su mujer, aunque debían esperar unas cuantas semanas para que llegaran los insumos al hospital. El trabajo en la granja no mejoraba, hasta había optado por despedir a uno de los trabajadores para reducir gastos. Todo iba cuesta arriba para el hombre que alguna vez había atesorado una gran riqueza.

La tarde que dieron de alta a la esposa de Manuel, Ivana estaba furiosa, pasó todo el día de mal humor, le propinaba enérgicos golpes a su hermano, le gritaba –Maldito retrasado, es un estúpido parasito, pollo retrasado–. El odio se apoderaba de ella, cada fibra de su cuerpo eran cientos de cartuchos de dinamita haciendo explosión uno tras otro.

Recibe una llamada telefónica a la casa, era su padre, ella guardaba la esperanza de que le informaran sobre la muerte de la madre, no fue así. Lo que para cualquier hijo era una buena noticia, para Ivana era una maldición. –Mi hermosa Ivana, llegaremos por la tarde, ya la dieron de alta, por favor ten lista la comida y prepara postre, tu madre está de vuelta y debemos tratarla con delicad…– La frenética niña trancó el teléfono antes de que su padre concluyera.

–Prepararé la cena, claro que lo haré.– gritó Ivana –Hoy comeremos pollo, pollo rebosado.– La ira cegó sus sentidos, como gobernada por el Patas de Cabra, tomó el pollo por el pescuezo, estrangulándolo. Comenzó a despresarlo con la misma energía con que Jackson Pollock pintaba sus cuadros, la hachuela hacía su trabajo, afilada hasta la punta, la sangre salpicaba a todos lados, a medida que iba desprendiendo cada pieza, su ira se transformaba en satisfacción.

La cocina era un lienzo abstracto en rojo carmesí, una obra de arte, de la que tenía que deshacerse antes de que sus padres llegaran. Terminó de cocinar el exquisito plato, aseó la cocina, no sin antes tomarle unas cuantas fotografías, quería conservar ese momento para siempre, sabía que nunca más se repetiría, o al menos no de la misma manera.

Se abrió la puerta de la casa, Ivana estaba esperando ansiosa en la mesa con todo un festín servido. Lo primero que hizo su madre fue darle un abrazo de felicidad y agradecimiento. –Hija mía, me hacías falta– dijo con lágrimas en los ojos. –¿Y Martín? ¿Dónde está mi pequeño?– Preguntó.


–Hoy tenemos pollo para la cena madre, pollo retrasado– contestó Ivana con regocijo y risas infernales. –Martín está donde debería, destapen la olla y comamos– Su padre entre asustado y confundido, –Pollo rebosado hija, no retrasado– exclamó. Fue cuando la madre destapó la olla del guiso y pudo ver entre el alucinante carnaval de verduras y aromas lo que parecía la cabeza del pequeño Martín.

sábado, 16 de julio de 2016

El poeta Aníbal Rodríguez Silva, un amigo en el horizonte infinito






(Gregorio Riveros-Santos) Un día —como cayendo la noche— por tierras trujillanas, hace más de 30 años, leíamos poesía con el poeta Aníbal Rodríguez Silva. Nos reuníamos, amigos y visitantes, en torno a un grupo literario llamado “Casa de Fablas”. Eso ocurrió a finales de la década de 1980 (que por cierto, produjo una revista literaria con ese nombre, y fue publicada en dos ocasiones, en 1992). Todo ese tiempo pasado vino a los recuerdos en conversación sostenida con el poeta Egisto Vargas. Mencionamos algunos nombres, hechos y anécdotas. Recordamos a la Sra. Elide Cañizales (administradora del hotel Castán, que funcionaba al frente de la biblioteca pública), Víctor Vásquez, Iván Santiago (poeta y fotógrafo), Ender Agustín Criollo Criollo, Oswaldo Cadenas, Teresita Godoy, Carmen Terán, Antonio Barazarte (pariente del también poeta y amigo Benigno Barazarte), Osvaldo Briceño. Y luego, después de aquel grupo, apareció uno más, fue el grupo literario “Aleteia”, que fue nutrido y sedimentado con la presencia de algunos integrantes del grupo “Casa de Fablas”. El grupo “Aleteia” también publicó su revista con el mismo nombre que los unía: “Aleteia”. Los miembros de ambos grupos eran rostros conocidos; éramos los mismos, con algunas excepciones de tiempo y lugar. Allí nos reuníamos, Aníbal Rodríguez, Juan José Barreto (Juancho), José de Jesús Suárez, María Elena Delgado, Pedro Pérez Aldana, Iris Caltieri, José Gregorio Valera, Egisto Vargas, todos muy conocidos, amigos, integrantes del grupo, o visitantes ocasionales y curiosos. El lugar de reuniones era en el antiguo Convento “Regina Angelorum” donde aún funciona la Biblioteca pública “Mario Briceño Iragorry”. Y otras veces, las reuniones se trasladaban para la plaza Bolívar de la capital trujillana, o en algún espacio de la Universidad de los Andes (Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de Trujillo), donde Aníbal fue un buen docente lleno y curtido de poesía y conocimientos de filosofía. Y también, en otras oportunidades de reuniones y recitales, cuando se terminaba la calle, nos íbamos para la casa de alguno de nuestros amigos. Un jueves —día pactado para las reuniones del grupo— aparecimos en la casa de una poeta y colega (profesora universitaria) en la avenida Laudelino Mejía, por los lados de la escuela Industrial, y allí soltamos los versos con olores a tierra húmeda y fresca que se desprendían de las cercanías de los ríos Castán y Mocoy, acompañados de unos dulces vinos y algunas bebidas oportunas de la velada poética. Como les dije, allí siempre nos acompañó el poeta y amigo Aníbal Rodríguez. Recuerdo que para esa ocasión tan especial de versos y palabras, la idea era llevar una lectura, un poema, un texto poético para compartir en lectura pública. Los dos poemas que me correspondían, fue Aníbal quien los supo identificar con muchísimo acierto. Leí uno del poeta de su tierra zuliana, tomado del libro “Date por muerto que sóis un hombre perdido”, y al terminarlo, enseguida dijo: Blas Perozo Naveda. El otro poema, uno que recuerdo muy bien, se titulaba “ARTE DE ANOCHECER, y hoy lo quiero volver a leer con todos ustedes: “Hay un arte de anochecer./ De la entrada del cuerpo al alma,/ de la niebla a la redondez/ y del círculo al cielo;/ hay un arte de luz,/ un campo donde anochecer/ es mirar la vida/ con el cuerpo cerrado./ Hay un arte de anochecer,/ un descenso en la entrada del día/ a la completa oscuridad./ Un intermedio donde es necesario/ recibir y saber todo sin estremecimiento./ Hay un arte,/ un paisaje a veces amable,/ a veces torvo,/ donde ascenso y descenso son accesorios/ de la materia limpia./ Hay un arte de anochecer./ Quien haya vivido o soñado con bosques,/ luces y demonios,/ lo sabe”. Al finalizar mi lectura, en esa noche de poesía (en ese anochecer infinito), fue Aníbal quien identificó al autor del último poema, y dijo: —ese es Pepe— (el poeta pampanitense José "Pepe" Barroeta). Por último, creo que las partidas y ausencias de los amigos son muy dolorosas, pero los buenos amigos nos aseguran, ese gusto agradable por haberlos tenido como amigos, porque es gratificante saberse amigo de gente noble y compañeros de la poesía y las palabras que cantan en la finita existencia terrenal; y que al final, en ese anochecer inexorable, hay amigos que se marchan con mucha dignidad y gallardía hacia el umbral del horizonte infinito.

viernes, 15 de julio de 2016

Joseph Cañas: “No debe sorprender que se convoque un trujillano a la selección”

El preparador físico de la Selección Nacional de Fútbol, Joseph Cañas, estuvo en el estado Trujillo dictando un curso teórico-práctico sobre la preparación física llamado "La nueva era del entrenamiento y la preparación física del fútbol (Tendencias vs Realidad)". El equipo de Trujillo Digital logró tener una conversación con el merideño para conocer sus impresiones sobre el fútbol trujillano y sus jugadores.

Cortesía: federaciónvenezolanadefutbol.org
  Cañas expresó que en el estado Trujillo hay muy buen trato con el fútbol menor  y que “no debe sorprender que se convoque un jugador trujillano a la selección, acá tienen muy buena cantera, muy buenos jugadores”, apuntó.
Asimismo, el profesor expresó “nosotros llevamos el control de todo el fútbol venezolano, sobretodo de los juveniles y de aquellos jugadores que se destacan; eso hace que el jugador que no ha sido llamado se exija al máximo buscado esa convocatoria. Los jugadores de Trujillanos tienen que estar muy preparados para cuando les toque la oportunidad”.
El integrante del cuerpo técnico vinotinto habló de los jugadores de los “Guerreros de la Montaña” que han sido recientemente llamados a la selección “está Carlos Sosa que fue al último módulo, también hemos llamado a Junior Moreno a la sub 17 y al delantero Franklin González a la sub 20, así como le tenemos el ojo a todo el fútbol venezolano se lo tenemos a Trujillanos FC”.

Cortesía: www.thepicta.com
Con respecto a la norma de la FVF para el torneo local y la Copa Venezuela de colocar a un sub 20 y sub 18 en cancha, Joseph Cañas dijo “eso es lo que va a nutrir todas nuestras categorías menores, desde la sub 15 en la selección hasta la sub 20 que, por la norma, juega domingo a domingo en el torneo local”.
El preparador físico con experiencia en  diferentes clubes del país y en distintas categorías de la selección se muestra tranquilo y confiado con relación al proceso de Rafael Dudamel, “adelantamos un gran trecho en la Copa y fue ganarnos la confianza nuevamente del equipo para afrontar el proceso eliminatorio. Seguimos con nuestra metodología de trabajo. No vamos a cambiar absolutamente nada de lo que venimos haciendo desde la Copa América”, destacó.

Cortesía. cafedeportivo.com
Más allá de lo difícil de ir al Rusia 2018, Cañas afirma “perseguimos ese último cupo, ese último respiro que nos pueda permitir sumar la mayor cantidad de puntos y entrar al repechaje, son las expectativas de el Cuerpo técnico y de toda Venezuela”.
La vinotinto juega el próximo 01 de Septiembre en Barranquilla ante Colombia y cinco días más tarde recibe a la albiceleste en Mérida por la fecha 6 y 7 del premundial.