domingo, 31 de enero de 2016

Un gol y muchos milagros en la victoria de Trujillanos

Cortesía: Prensa Trujillanos


Trujillanos FC comenzó con pie derecho el Torneo Apertura y consiguió sumar tres puntos en el primer partido, tal como estaba en los planes. Sin embargo, pese al resultado, el equipo de Valera tuvo demasiadas falencias tanto en el sector defensivo como en definición.

El pitazo inicial lo hizo el merideño Eduardo Mármol a las 4 de la tarde para que Guerreros y Crepusculares jugaran su primer partido de este Torneo Apertura 2016. Los de casa comenzaron teniendo la pelota y aprovechando las condiciones del terreno de juego para hacer circular la esférica a ras de césped.

Desbordes como los de Manuel Granados y las individualidades de Sebastián Contreras fueron los dolores de cabeza para la zaga visitante comandada por el experimentado Oswaldo Chaurant.


Cortesía: líderendeportes.com


La fiesta tuvo su mejor momento en el “Cementerio de los Grandes” cuando los de casa pudieron pronunciar en júbilo la palabra universal: GOL. Fue al 24’ del primer tiempo cuando el nuevo 10 del TRU hizo una gran jugada individual cerca del área rival, se la dejó a Britos después de un taconazo lujoso y éste sirvió un centro perfecto para que James “Fercho” Cabezas definiera de manera excelsa con la cabeza. De esta forma la agrupación de los tres legionarios culminó siendo un verdadero golazo; único del partido.

Los segundos 45 fueron un desastre acompañado de milagros

Cuando comenzó el segundo tiempo se esperaba que Trujillanos jugara con la desesperación del rival y que sentenciara el partido con un segundo tanto pero la charla del profe Alí Cañas, Director Técnico del Deportivo Lara, hizo muchísimo efecto en sus pupilos.

Los rojinegros, que jugaron con su segunda vestimenta, fueron claros en el objetivo para la parte complementaria. Buscaron el gol de distintas maneras pero los milagros acompañaron el arco que defendió Leandro Díaz.

Unas porque se iban desviadas y otras por la intervención del guardameta guerrero y cuando no fue ninguna de éstas apareció el larguero para salvar  al conjunto de las siete colinas.

¿Cuáles fueron los problemas del Trujillanos?

La falta de comunicación entre los centrales (Cuevas y Erazo) fue un verdadero problema para el equipo. Ambos no tuvieron un buen partido y se sintió cada vez que Deportivo Lara se acercaba a tres cuartos de cancha.

Otra constante problemática de los “Guerreros” fue la ausencia de las coberturas cada vez que Granados se proyectaba al ataque. Cada vez que el lateral subía y traspasaba la línea divisora, como de costumbre, no contaba con el relevo rápido de algún mediocampo y Trujillanos quedó mal parado en varias oportunidades del compromiso.

Por último, y no menos importante, la falta de definición. Problema grave. En pretemporada todos los atacantes del amarillo y marrón tuvieron su encontronazo con las redes y se presumía que la pólvora estaba más prendida que nunca para este debut.

A Gustavo “Melli” Britos lo destruyó poco a poco la ansiedad de marcar por primera vez en el “José Alberto Pérez”. Franklin González estuvo poco fino en par de ocasiones y Rubén “Morocho” Rojas, en los minutos que jugó, no recibió una asistencia buena para demostrar todo su potencial.

Si James no la mete al minuto 24 y no nos ayudan los santos de nuestro estado, Deportivo Lara fácilmente hubiera metido tres y se va feliz.

Cortesía: visionoventa.com


Los dirigidos por Horacio Matuszyczk deben corregir todas estas fallas en tan solo cuatro días ya que el próximo jueves enfrentará a Estudiantes de Caracas en la capital.

sábado, 30 de enero de 2016

5 razones por las que amamos las hallacas de caraotas de Quebrada de Cuevas

www.iconosdevenezuela.com
Este tesoro escondido entre las montañas andinas guarda un secreto ancestral que fue pasando de generación en generación. Las hallacas de carotas trujillanas son parada obligatoria para propios y extraños que quieran sentir una explosión de sabores en su paladar, con etiqueta “Hecho en los Andes”.

El trujillano nace con magia en sus manos, desde el vientre descubre la importancia de los sabores y cómo saber utilizarlos para lograr recetas que terminan enamorando el paladar venezolano.

Las trujillanas son las que mejor cocinan, es un dicho de la ciudad capital, que cobra vigencia cuando nos damos un paso por Quebrada de Cuevas, entre los límite de la comercial Valera y la agrícola Urdaneta.

Trujillo Digital te invita a conocer las 5 razones por las que adoramos las hallacas de caraotas hechas en este territorio andino.

Porque es una receta que pasa de generación en generación

Este delicioso plato es una receta que sobrevive a los embates de la modernidad y la comida que llega de otros lugares del mundo producto de la transculturización.

Más de 20 familias realizan esta jornada diaria para el disfrute de los propios y extraños que pasan por este lugar.

Lo más encantador, es que la receta nunca pierde vigencia. Abuelos, padres e hijos saborean el mismo sabor que años atrás.

Por su sabor característico hecho en tierras andinas

Las hallacas de caraotas de Quebrada de Cuevas tienen un sabor que la llevan al sitial de los mejores platos de la geografía andina.

El Guiso de las caraotas es un secreto de Estado que no es repartido a la colectividad en general, de ahí el éxito de las familias que trabajan con este plato de la gastronomía trujillana.

A nosotros nos queda disfrutar de esta delicia y ante dudas de la receta, recibir una agradable sonrisa.

Por su magia, una sola hallaca no saciará tus antojos

Su característico tamaño te obliga a comerte otra con gusto. Es parte de la magia que se oculta entre las poderosas montañas que dan la bienvenida al municipio Urdaneta.

Algunos incrédulos podrán asegurar que es parte de una estrategia para vender más hallacas a los transeúntes.

Nosotros preferimos llamarlo magia, con un toque exquisito de sabor.

Porque son hechas con amor

El primer bocado que recibe nuestro paladar, da la sensación que las mujeres que realizan esta titánica faena diaria le dejan impreso el toque de amor por lo que hacen.

Es uno de los rasgos más característicos de esta delicia andina que llega a tu estómago y da fuerza al refrán “barriga llena, corazón contento”.

Y es que el trujillano no duda en dar dosis de amor a todos aquellos turistas que han olvidado el sabor de los platos con el sentir de que fueron hechos en casa.

Porque son las mejores de Venezuela

No hay competencia en cuanto hallacas de carotas se refiere. Cada citadino que pisa la tierra de paz y encanto se va con la sensación de haber probado un plato con un sabor que no conseguirá en otro lugar.

Decenas son los blogs que tratan el tema de la gastronomía nacional que hacen mención especial a esta delicia trujillana.

Y no está para más darle este atributo a uno de nuestro platos característicos, que nos inflan el pecho y nos hacen sentir orgullosos de haber nacido en la tierra de la Virgen de la Paz.



jueves, 28 de enero de 2016

La utopía como un producto de algún bando, no sería utopía


La realización de la utopía no considero que consista en que un bando se erija como el supremo precursor de la felicidad, ¿o si es así? Me parece absurda la realización de la utopía como un producto de algún bando: eso no sería utopía.

Esta actual lucha venezolana de izquierdas y derechas me ha legado (palabra que me está cayendo bastante mal, con todo y lo útil que es) una enorme lección: llegar a la utopía no es el objetivo de ningún bando porque cada uno de ellos es impulsado por el orgullo de decir “tú no lo lograste y Yo si lo logré”, y no exactamente por buscar el bien colectivo sin distinción de colores. De esto adolece sobre todo el bando que se hace llamar de izquierda; el de derecha, vive en un mundo capitalista, de intereses materialistas, así que se siente a gusto (siempre y cuando ostente el poder, se sentirá a gusto).

¿Para qué la utopía si en ella, el bando que la logre, no va a hacer más que llenarse la boca con la impertinencia de  decir que ellos fueron quienes la alcanzaron? Es más, ¿suena eso a estar en la utopía?

Querer implementar el socialismo, como ejemplo inmediato (muy padecido por todo venezolano) para el “bien” colectivo, es una enorme impertinencia, es insistencia de la imbecilidad, porque ese bien colectivo no puede estar confinado en una fórmula. La realización de la utopía es algo tan general, tan de todos y para todos, que es igualmente (insisto) de imbéciles creer que van a haber bandos implicados en su realización: la utopía es humana, no algo de grupos.

No hay construcción del bien común con los ojos puestos en una sola vía. La utopía no es otra cosa que un estado espontáneo colectivo (resultado de un de…), del ser, que busca el equilibrio, cuyo valor primordial es la felicidad individual para lo colectivo. Utopía es un concepto que me parece describe algo tan grande y abstracto como Dios: es nuestro concepto genérico para nombrar a esa situación ideal de una humanidad en armonía. La diferencia entre estos dos conceptos, es que la utopía (el concepto de Dios es algo de existencia meramente ideal, situado más allá de lo físico y perceptible) sería una construcción de actitudes y aptitudes en los seres humanos, que den como resultado espontáneo, concluir que lo mejor para todos es una armonía general expresada en el bien común (algo que nazca de la convicción individual, visto como algo necesario e irrefutable).

Ningún bando busca la realización de la utopía, así esa sea su bandera: eso es definitivo. Todo bando ineludiblemente busca su supremacía, demostrar que tuvo la razón y ostentar el poder, ¿o es que acaso al lograr sus objetivos, van a optar por hacerse periferia? Ningún bando es humilde, y la utopía es eminentemente humilde, solidaria, empática. El que busca la realización de este ideal, no anda pensando en los que están detrás y con él, sino en todos, hasta en esos que nunc conocerá. Así que, sobran las palabras para explicar mi conclusión respecto a este tema.

La construcción de la utopía es una responsabilidad individual. Entonces, también es muy probable, que la utopía sea un concepto todavía más ideal que el de Dios. (…)


Aunque creo que, en palabras que usó Galeano, la utopía siempre nos servirá para caminar.

miércoles, 27 de enero de 2016

Cuentos de camino: Conozca la parte olvidada de la Batalla de Niquitao

Siempre que visites un pueblo trujillano, puede ser en nuestros campos o incluso en la ciudad, no hay mejor lugar para conocer  sus historias que en las plazas Bolívar,  pues estas son el lugar donde retozan quienes son esos libros de carne y hueso  llenos de vivencias y relatos que la historia no les ha dado cabida en los libros. Ahora bien hablaremos de un hecho importante que ocurrió en  un pueblito de nuestra serranía y que solo sus habitantes lo cuentan de otra manera.

Esta es una historia corta que un día escuche, pues al parecer no hay ningún libro donde la pueda leer. Es un relato contado desde lo más profundo de las memorias de un pueblo que fue escenario de las luchas independentistas por nuestro país, es un cuento  que va agarrando forma en las palabras de esos libros vivientes que tenemos en los pueblos trujillanos; nuestros abuelos. Es por ello, que para no perder esa cultura de relatar aquellos acontecimientos que han pasado de generación en generación, traemos a ustedes esta parte de la batalla de Niquitao que tal vez pasaron por alto a la hora de escribir los hechos.


Subiendo montaña arriba por los lados de Boconó, específicamente a  25 kilómetros se encuentra el pueblo que esta incrustado en el himno del estado Trujillo, debido a que para nosotros y el país entero “Niquitao en la historia es valor”,  pues en este hermoso lugar encerrado en la magia de los páramos de la cordillera andina sucedió una batalla que marco el paso de los libertadores por nuestro estado o mejor dicho, les abrió camino para continuar con su cometido que era la independencia de Venezuela.  Así lo cuentan los ancianos del pueblo, quienes dicen que por allá en 1813 ya para amanecer un 2 de julio, las tropas estaban en posición, el enemigo se encontraba a una legua de Niquitao en la población de la Vega.

Las avanzadas del ejército patriota, a su vez, van a reconocer las posiciones de combate del enemigo, y se colocan en sitios estratégicos. Con Ribas a la cabeza, la división marcha con el orden debido, y a las nueve de la mañana se avisa al ejército contrario, compuesto de ochocientos hombres bien armados. Unos minutos más tarde comienza el combate por allá en el caserío de Tirindí de Niquitao y en medio del fuego vivísimo de los realistas, que sostenían su formidable posición, aunque ello no era obstáculos para que por la impavidez de las tropas patriotas siempre se ganase terreno hasta el punto de estar casi frente a frente, lo que se hubiera realizado si no es porque el enemigo abandona los primeros puntos que tenía tomados y se retira a ocupar posiciones que le permitieron el avance y triunfo al ejército liberador dirigido por José Félix Ribas y Rafael Urdaneta.  

Lo que los libros no nos contaron

Ahora bien, es aquí donde cambia la historia y nace una incógnita ¿Por qué si los enemigos eran más se retiraron a ocupar otras posiciones si iban ganando? Para ello y aclarar la duda, uno de estos viejitos que encontramos en los pueblos nos cuenta que; en ese momento cuando el enemigo avanzaba a tal punto de casi encontrarse frente a frente con el batallón de nuestros libertadores, quienes iban perdiendo, se vieron muchas luces que venían a lo lejos por lo cual el batallón español comenzó a retroceder. Aquello que suponía era un ejército de personas con antorchas que venían en apoyo a los patriotas, no era más que un grupo de habitantes del pueblo que andaban en una procesión (posiblemente de San Isidro patrono del lugar) por las cercanías de Tirindí donde se libraba la batalla. De inmediato el sacerdote que dirigía la caminata al ver que comenzaron a retirarse las fuerzas enemigas, empezó a dar vueltas en círculos para simular que era un gran ejército que venía en apoyo de Ribas y Urdaneta y así poder seguir asustando a la contraparte para que fuera retrocediendo dándole espacio  y permitiendo así el triunfo del  ejercito libertador.

Tal vez esto nunca paso o por lo contrario los historiadores obviaron esta parte, la cual fue crucial en la batalla, pero lo cierto es que este es un relato que circula en la idiosincrasia de quienes ahora viven en el pueblo donde se libró la pelea, que al pasar del tiempo ha rondado por muchas generaciones; unas las han difundido y otras se las quedaron para no compartirla. Es por esto que es importante multiplicar este tipo de historias que no es más que una pieza valiosa en nuestro ADN cultural y que por consecuente no debemos dejarlo en el olvido.

Homenaje a los caídos

En el caserío de Trindí, donde se libró la batalla, se encuentra el monumento histórico “La Columna”, lugar donde se pueden revivir los momentos gloriosos de la historia, parada obligada para respirar el fresco aire de los andes venezolanos y sentir el orgullo de los pobladores de éste pueblo, por ser el protagonista de una de las batallas más importantes del país.


Así como esta historia hay muchas más que han enriquecido el acervo cultural de nuestro querido terruño Trujillo y que unas cuantas han quedado excluidas de nuestra historia local. Por eso es que tomo la frase de un programa de televisión muy famoso, “estos son cuentos de mi tierra esperando por ti”.

Si tienes alguna historia como esta hazla llegar a mi correo gustavobencomo96@hotmail.com para que continuemos demostrando que ¡Trujillo también es noticia!

El poeta y la ciudad





El poeta concentra la urbe en el enigma absoluto, orbita en sus dudas,  busca su geometría entre la jauría, el smog y las mujeres, la cerveza y la basura, el político de turno y la tecnología, los centros comerciales y la casa, el picante y la escasez, el ruido y la armonía de los escasos árboles, entre luces y sombras, donde aquello que se busca para ahuyentarse, en contra de los avatares rutinarios del  día a día, con su manera única de percibirse en la jungla de concreto, casi tragado por el sistema; quiéralo o no, se convierte el poeta en una forma de sonoridad arrítmica en la orquesta salvaje de la ciudad, disonante y anochecido. Saint-John Perse nos recuerda que el poeta es aquel que rompe para nosotros la costumbre.

No obstante de ello, cruza la frontera del decadentismo, se aglomera en mezcla homogénea con el ensueño del lugar y va tomando ritmo armónico dentro de él. Es como si emprendiera un viaje, con el fin de sembrar la belleza en la huerta de la esperanza. Fue engendrado para no ser, asemejarse, ni reconocerse, tal vez, como quien realmente es, de ahí los enigmas y asombros que imperan en su vida, sin estar satisfecho nunca con lo que es, aborda la historia y la filosofía de su espacio geográfico, ostentando el contraste de las raíces culturales con los comportamientos de la actual sapiencia urbana, resultando muy posiblemente un encuentro con el “yo”, en la intimidad del “ser”.

Se enfrenta a una perspectiva abierta y circular en los umbrales de su meditación, llega al poeta como circunstancia del yo, la reflexión, (Jonuel Brigue dijo, tenemos que permitir que las ideas aprovechables desciendan bajo el imperio de la reflexión) para concebirse y saberse dentro y fuera de la ciudad, su presencia la ve acompañada del mundo, al cual cree no pertenecer, deseoso de divulgarlo por medio de su canto, de sus versos, hermosos puñales cristalinos que van más allá de las resonancias, haciendo reventar los espíritus que las palabras enjaulan dentro de ellas. 

Se plantea descubrir, vivir, escribir, evitar el olvido, ansía saber, se cuestiona, arranca la poesía de las calles, de las montañas, de su casa habitada de fantasmas y helechos, de los transeúntes obstinados, de la piel de los espejos que reflejan acertijos, del alma, es invocado intrínsecamente a esta innegable labor, la forja melodía y canción para los otros. Todo lo relacionado con la existencia humana en general, llega a ser fuente de intriga para el poeta; es un crítico y auto-critico que invita a la revolución, a la libertad, sin rimas ni metáforas prefabricadas.



La poesía es casa, universo indescifrable, una mujer atormentada por los rígidos parámetros sociales, la espesa armonía del tabaco mientras suena “Whole lotta love”,  una criatura inverosímil volando por los cielos, una mano que huye, un pájaro con ojos de diamante geométricamente perfectos, presagio azaroso del porvenir, Fernández plasmando su ingenuidad sobre el lienzo, Juana de Arco cantando mientras es calcinada, las imágenes formadas por sus resonancias se afirman, se añaden, se suceden, ¿Cuál es la verdadera imagen en esta infinita paleta de colores? Todas, y absolutamente todas llevan a sus consecuencias, no se la puede abarcar en ninguna definición, la poesía es también silencio del alma; el poeta se vale irremediablemente de las palabras, camina más allá del lenguaje, por mundos jamás imaginados, negados, nunca nombrados, y la escritura que surge de lo inexplicable esconde en sí misma esa condición.


Quizás nadie conoce el secreto de un poema. Cada palabra, cada frase guarda un verdadero secreto, cada uno desentraña un enigma del universo. Intentar reducir la poesía a una fórmula mágica para tener éxito, equivale a cortarle las alas a un ave, pues la poesía es un organismo vivo, en constante revolución, encarna en la palabra, no deja de ser instante. La poesía exige mudez, destierro; pide otro tiempo, otro céfiro, otra luz. Entonces se deslumbra el espacio de papel que hay ante los ojos del poeta, lugar de intersección de fuerzas desconocidas, se traslada de ámbito, construye un puente translúcido entre su rincón oculto y el de todos, para comunicar.

Las calles atiborradas de los gritos de los buhoneros, el poeta deambula, lo atormenta el hambre,  el hedor a comida rápida, la ciudad se convierte en un conglomerado humano exhibiendo su colorido ritmo catastrófico, bajo la complejidad cotidiana, ¿La ciudad? La misma progenitora de imágenes apresuradas, y a pesar de todo,  se presenta como un lienzo en blanco ante las manos del creador. La ciudad intenta atraparlo pero nada puede, pues la ciudad también se transforma.