lunes, 8 de febrero de 2016

5 cosas por las que amábamos los Carnavales Turísticos de Motatán

Carnavales de Motatán
Durante 15 años el municipio de la caña, piña y el tambor contó con los segundos mejores carnavales del estado. En par de ocasiones sus desfiles de carrozas y comparsas duplicaban a los de Boconó. La inseguridad que reina en tierras del ferrocarril sepultó el turismo en un municipio de fiestas que hoy se niega  a morir.

Los carnavales de Motatán era parada obligatoria para muchos turistas de municipios aledaños y de otras partes del país que admiraban la elaboración armoniosa de sus carrozas y los trajes de fantasía que desfilaban por las principales calles del municipio.

A dos años del último desfile que se recuerde en este territorio. Trujillo Digital te presenta cinco datos que hicieron de estos carnavales un mito expandido que competía en creatividad con los realizados en el jardín de Venezuela.

La reina del carnaval era un sentimiento que movía pasiones

Carnavales de Motatán
La elección de la reina de las fiestas carnestolendas era una batalla tácita entre cada sector que competía. Como en todo concurso, habían favoritas desde el inicio, otras intentaban dar la sorpresa en la noche final.

La coronación de la reina del carnaval era un evento que reunía miles de personas en el estadio del pueblo, donde a una sola voz los barras apoyaban a su favorita.

Calle Comercio, Daniel Carías y El Centro aseguraban un pase a la final por la astucia de sus candidatas.

Los trajes de fantasías acoplaban el centro del espectáculo

Carnavales de Motatán
El peso de los extravagantes trajes de fantasía valorados en millones de bolívares, daban energías a las candidatas que aspiraban a la corona. Años tras años, los sectores del municipio Motatán trabajan sin descanso para intentar obtener el título para muchos más importantes luego de la corona: El mejor traje de fantasía.

Sectores como El Centro, San Nicolás o el Daniel Carías acaparaban la escena con miles de piedras, y centenares de plumas que dejaban atónitos a un pueblo sediento de fiesta.

Tener un traje de fantasía a la altura del carnaval era un honor que sólo uno podía obtener, pero que muchos deseaban lograr. Avenida Trujillo fue el último sector en obtener el deseado título de la creatividad.

El desfile de carrozas llenaba de alegría las calles de Motatán

Carnavales de Motatán
Las colosales estructuras se visualizaban por la avenida Comercio del pueblo. Una a una paseaba en compañía de las reinas del sector y daban permiso a la fantasía y creatividad de cada comité organizador sectorial.

Desde un cisne hecho con miles de cd, animales de películas hollywoodenses, a seres mitológicos que venían de otro planeta, Motatán los recibía mientras los flashes fotográficos les daban el mérito a sus creadores.

El desfile podía durar más de ocho horas y la presentación de cada sector ante el temible jurado calificador estaba acompañado incluso de hasta fuegos artificiales, toda herramienta era válida para ganar el premio mayor: La mejor carroza del año.

Calle el Baño, San Nicolás y El Centro, dominaron como Brasil, Alemania y Argentina en fútbol, los desfiles de carrozas en Motatán.

La presentación de las comparsas y los pasos atrevidos para atrapar al público

Carnavales de Motatán
Al ritmo del carnaval bailaban las docenas de personas que hacían parte de cada comparsa en el desfile central.

Movimientos atrevidos, trucos para tener al público en vilo y disfraces proporcionalmente grandes dejaban en su andar un  destello sin igual de fantasía por el lugar.

San Nicolás y El Cacao eran sectores reyes en esta sección del carnaval.

Porque el pueblo estaba feliz

Carnavales de Motatán
Era el único momento del año donde los sectores trabajaban en conjunto, donde se olvidan los problemas y la única guerra era saber qué haría el otro sector para el desfile de carnaval.

Durante días las personas amanecían pegando papel, tela o cartón. Pintando la carroza, acomodando los trajes de la comparsa y preparando a la reina del carnaval. Kilos de café y decenas de arepas eran repartidas para mantener a todos trabajando por el mismo objetivo.


Eran  días donde Motatán descansaba y celebraba a la vez. Un tiempo para apreciar lo bueno de esta tierra. Como motatanense que estuve de lleno en el trabajo carnestolendo no me queda más que decir: Cuánto extrañamos el carnaval en nuestro pueblo.