Milagro Villalobos en el capítulo final de "Por estas Calles"/Cortesía: Milagro Villalobos |
Estuvo a un paso de ser una actriz
consagrada de nuestra nación. De aquella niña que en el patio de su casa era la
protagonista de todas sus historias aún quedan retazos. Escondida bajo el
silencio de un pueblo andino olvidado nos cuenta los distintos cambios
camaleónicos que ha vivido y que la han transformado en lo que es: Un Milagro
de vida.
Las marcadas
curvas de su cuerpo invitan al viento a separarse. Él quiere jugar con su
cabello rebelde, pero una liga de tela lo encadena, lo esclaviza. Sus ojos
almendrados hacen juego con sus cejas grabadas por las manos de un artista. La
puerta rosada se abre, estirando sus mejillas y frente, tallada por ríos secos,
pero que permiten una sonrisa expandida como el mar. Más de medio siglo no pasa
en vano, la frescura se nota en su modo de hablar.
Milagro
Villalobos sólo sabía hacer una cosa, actuar. Y fue ese amor por las tablas que
la llevó a convertirse en un personaje reconocido en Maracaibo. En su haber la
participación en doce festivales nacionales y fuera de nuestras fronteras.
Portada en dos ocasiones de la revista Estampas Zuliana. El Zulia la recuerda
como la mujer que escenificó a la Boba Tanana en el programa cómico Por
supuesto que transmitió Niños Cantores Televisión. Pero más aún, por ser Anita
Millán, ese personaje que evocaba a la gobernadora Lolita Aniyar de Castro en
la exitosa telenovela venezolana “Por estas calles” que hizo que en par de
ocasiones Villalobos Chirinos terminara dando autógrafos frente a la basílica
de la Chiquinquirá.
Actualmente transmite un programa en el Circuito Manantial
107.5 FM llamado Mucho que dar, donde sirve de motivadora y consejera para esos
momentos difíciles “Siempre para la gloria de Dios” sostiene.
¿Trujillana de nacimiento o corazón?
“Yo soy
maracucha” con ese singular ritmo que caracteriza los marabinos explica su
procedencia. Un estudiante de sociología llegó al Zulia buscando técnicas de
teatro. Al conocerse, Villalobos se ofreció “Gentilmente” a dictarle un taller.
El suspiro y la mirada perdida anteceden a una respuesta cargada de recuerdos.
“Nos enamoramos y…yo me vine…me vine con él.” En Escuque nacieron sus hijas
fruto de ese amor (Josabeth, Acacia y Rebeca), por mucho tiempo pernoctó en las
tierras de Barbarita de La Torre. Se va por un tiempo a Curazao y al pisar el
país algo ocurre. “Cuando llegué a Venezuela en mi registro no estaba
Maracaibo, amo mi ciudad, pero en mis ojos estaba tatuado Escuque”.
Una niñez marcada por la imaginación
y el teatro
El calor
marabino secó rápidamente los juegos que una niña podía realizar en esa etapa
de su vida. Sus genes conspiraban para que fuera parte del mágico y frondoso
mundo de las artes. Su padre fue un cantante de tango y poeta muy reconocido en
la ciudad. “Donde llegaba, las mujeres se le tiraban encima”. Por decisiones de
la vida no tuvo oportunidad de conocer a su padre, murió cuando ella tenía sólo
un mes en este mundo. “Mi madre quiso borrar todo imagen de él” aunque a flor
de piel algunas dudas la perseguían en su cabeza. Comentarios inapropiados la
hacían sentir distinta. “Mucha gente al ver que mis hermanas tenían el cabello
liso y el mío era rizado me preguntaba ¿por qué tú eres tan blanquita y tus
hermanas morenas? Mi padrastro al que amo como mi padre era de raza goajira, de
sangre wayú, eso explicaba todo” Villalobos admite que esas preguntas y dudas
la hacían sentir inadecuada, la apartaban y hacía que en aspectos sintiera que
no fluía con su familia.
¿Qué es lo que más recuerdas de tu
infancia?
“En mi
escuela había un almendrón” Villalobos corta la respuesta para cambiar de
papeles. Pregunta si sé de qué árbol me habla, al afirmarle que no, comienza a
explicarme. “Allí debajo de las ramas de ese almendrón yo era la protagonista
de todas las obras de teatro”. Una pausa converge con esa mirada perdida que
busca algo, y parece encontrarlo, los recuerdos guardados en el complejo
corazón de una mujer. “…Y fui muy feliz. Porque la imaginación me permitía
evadir la violencia, problemas y escenas que yo observaba siendo niña y no me
agradaban”. La que fuera la más furibunda de las lectoras de su hogar nos
devuelve a ese pasado de oro, donde siempre jugaba con un trapo en su cabeza
“no importaba si estaba sucio” dice entre risas la niña que dio riendas sueltas
a su imaginación.
El teatro como forma de vida
A los
catorce años Villalobos Chirinos ya recibía honorarios por sus dotes actorales.
“yo no sabía hacer nada, lo único que hacía bien era actuar”. La que fuera la
primera mujer con quien se abrió la sala de los Niños Cantores de Zulia
recuerda su llegada a la televisión “Mis colegas me halaron para trabajar en un
programa muy famoso en la ciudad de Maracaibo. Es así como tiempo después llega
la gente de RCTV y me contrata para trabajar en Por estas calles”. Muestra las
revistas donde fue portada con mucho recelo, pero abierta a las preguntas de
rigor.
¿Cómo ingresas al elenco de “Por
estas calles”?
“Había un casting en Maracaibo. Éramos 300
mujeres, yo era la 150.Cuando llega mi turno, yo entro y noto un cuadro de un
metro por metro cerrado en cinta adhesiva. Me dicen: Señora no se salga de ese
cuadro. Usted nos mostrará el efecto que produce encontrar a su esposo con otra
mujer”. Villalobos confiesa que estaba ganando mucho dinero diario por sus
obras de teatro, y que en ese entonces una de ellas trataba el tema de la
infidelidad, no le fue difícil. El problema era saber si los enviados por RCTV
dejarían que esa zuliana que en reiteradas ocasiones fue la estrella bajo las
ramas del almendrón tendría el privilegio de pertenecer al elenco de la novela
más vista y de mayor duración en Venezuela. “Yo me asombro porque el tipo está
ahí, lo insulto, lo grito, peleo, pero al final yo digo una frase que cambia
todo: Ya va negro, vamos a negociar, no te vas”. Esa frase despertó a los que
fungían de jurado y de inmediato se escucha “Esa es la que queremos”. Por vía
microondas envían la cinta a Caracas y el famoso escritor Kiko Olivieri quien
trabaja actualmente para la cadena Telemundo por teléfono anuncia su decisión
“No busquen más, esa es la que quiero”. Milagro Villalobos personificaría a
Anita Millán, la imagen de la gobernadora zuliana Lolita Aniyar de Castro. La
molestia no se hizo esperar en las otras contendientes que esperaron por horas
para obtener el papel. Ella nos explica “Una chica alta, rubia de ojos azules
me dijo que cómo era posible que yo había obtenido el papel si ella era más
bonita que yo. Yo le dije mija, no están buscando belleza, están buscando
talento” La actriz exagera con su boca la última palabra y las risas inundan el
lugar, una frase saca ese lado “maracucho” que intentaba salir y no podía “Tan
odiosa ella, mi alma”. Desde ahí las cosas cambiaron en su pequeño mundo. Su
Almendrón fue sincero los aplausos eran certeros, Milagro había nacido para ser
actriz.
¿Y qué paso luego?
“Existían
muchas promesas de seguir, muchos proyectos, estaba en la búsqueda de mi
manager, pensaba ya en operarme las caderas pero mi hija la que está a punto de
graduarse se cayó y la enyesaron. Yo no quise dejarla con nadie y me regresé a
cuidarla. La televisión es rápida. Como no pude quedarme le dieron mi papel a
otra actriz. Yo dije bueno no importa, yo sigo con mi teatro. Salió el festival
de Maracaibo, siempre salía algo que me ocupaba. Chico yo me he pasado muy rico
la vida, yo he vivido todo lo que he querido”. El amor de una madre pesa en
ocasiones más que los sueños particulares. Milagro Villalobos no se arrepiente
de su decisión.
La llegada del director de su vida:
Jesús
A Milagro
Villalobos el destino le mostraba una carta que no fue visible en el transcurso
de vida. Suspira, el tono de su voz disminuye. “Un día me enfermé…cuando tú
estás tan cerca de la muerte… te da un espanto. 16 médicos me dijeron que tenía
ocho meses de vida” la crudeza de esas palabras la dejan en silencio. “Eso es
lo más espantoso que te puede pasar. Tú dices, la cosa es seria. Luego te
preguntas ¿Y ahora?”. En la revista Estampa Zuliana Explica que le realizaron
una Histerectomía. Recuerda que un día estaba tirada en el piso de su
habitación.
Lloraba desconsolada, se sentía humillada por la vida. En sus
propias palabras sintió que había vomitado el alma. “Calculé que había estado
tendida tres horas, pero al levantarme todo estaba muy claro. Yo había llegado
a las cinco de la tarde y en mi cabeza debían ser las ocho de la noche, pero
una claridad entraba a mi casa. Me asomé por la ventana y la vecina acomodaba a
los niños para ir al colegio. Yo estuve toda la noche llorando, tuve una
vigilia muy particular”.
Reconoce que no era un ser espiritual, lo más lejos
que llegó fue a leer el tarot, el péndulo, el horóscopo, pero la biblia no. Eso
cambiaría por completo. Las campana de la Iglesia de Escuque comienzan a sonar,
las ramas del árbol que están detrás de nuestra banca permite que algunos rayos
del sol se posen sobre ella, como si Dios o el Universo conspiraran para
confirmar lo sucedido. “Escuché una hermosísima voz, una imagen de agua y me
habló…Jesucristo”.
¿Puede describir la imagen?
"Es una
imagen que no se puede describir. Con los ojos cerrados sentí una fuerza que me
iba a llevar, como un río, me agarró de la cabeza, los pies y laterales
(explica con las manos) yo me asusté porque era un estruendo. Y se rasgó mi
vida, pensé que iba a morir, y era una aceptación a la muerte… ¡Venga! Le dije.
No hay palabras para describir lo que sentí” Mientras los pájaros lanzan sus
últimas tonadas para dormir Chirinos Villalobos cuenta que fue un consuelo y un
alivio haber vivido eso, ella escuchó la voz de Jesús. “Me dijo una palabra y
yo comencé a brincar… resulta que Cristo está vivo…él vive. Mi vida cambió por
completo”. Ella explica que los doctores quedaron sorprendidos al verla. Contó que no se ha desligado del teatro, que
más que nunca sigue vivo.” Hago teatro que marca”.
¿Qué deja un mensaje?
“No, que te
cambia la vida. He podido llevar mi
monólogo a Curazao, donde gente de Brasil, Rep. Dominicana, Holanda, Aruba,
Colombia y lugareños pudieron ver mis obras. Las personas cambiaron, más nunca
fueron lo que eran”. Milagro Villalobos admite que no ha presentado su pieza
teatral en el estado Trujillo, pero tiene intenciones de hacerlo. Ve posible
trasladar su mensaje a la ULA, y que el monólogo llegue a todos a través del
mundo de la web. Con la mirada fija explica que luego de su transformación el
miedo que la arropaba antes de una presentación desapareció por completo.
"Ahora siento paz. Las personas van ver es la obra de Dios, yo sólo soy un
instrumento que él utiliza para su gloria".
Por estas calles reflejaba la
situación que se vivía en el país. Ibsén Martínez se guió por los titulares de
los periódicos. En ese contexto ¿Cree
usted que se sigue marcando esta realidad social en el país?
“Yo me quejaba porque no podía caminar en la
madrugada como yo quería. En esa época me gustaba caminar desde el paseo del
lago hasta mi casa, y sabía de algunos
amigos que los habían asaltado, ahora la cosa está mucho peor. Yo diría que la
delincuencia se recrudeció al 600% la maldad y la corrupción han llegado a límites insospechados. Lamento profundamente
haber apoyado a Hugo Chávez, yo estaba
enamorada de su discurso, lo conocí cuando vino al Ateneo de Valera.
Habíamos 200 personas, yo le dije que su discurso me parecía violento, me dijo que me
tranquilizara que en su corazón no había violencia sino amor. Pero qué va”.
Villalobos cree que faltó oración. Siente preocupación ante la alianza entre La
Habana y Caracas. “La situación política, social y espiritual se agravó con la
llegada de los babalaos cubanos. Mucho poder se le entregó a Cuba, mucha
responsabilidad, no supimos cuidar la batalla de guerrear como lo dice Isaías,
levantarnos en las noches a orar por nuestra nación. Pienso que lo que
estuvimos en ese movimiento con Gílmer
Viloria y creíamos en ese sueño fallamos porque nos faltó oración”.
¿Qué tanto
poder tiene la oración en una persona?
“La oración es la conversa con Dios, es
activar todos los anhelos y deseos.
Cuando nadie ora por ti es como si estuvieras en medio de muchos
francotiradores que te apuntan”. Un día Villalobos en el set de grabación
obsequió unos chocolates a la mujer que realizaba el aseo del lugar y acomodaba
los cables. El impactó fue tan poderoso que la humilde trabajadora contó a las
maquillista lo ocurrido. Villalobos afirma que luego de eso la trataron con más
amor, se esmeraban en maquillarla. Desde ese momento los personajes comenzaban
a llover para la actriz. “un día estaba con Kiko Olivieri en el hotel Maruma
cara a cara discutiendo proyectos a futuro. Eso se pudo lograr gracias a que la
maquilladora le contó lo sucedido a él. La humildad y la oración abren caminos
en este mundo”
¿Usted no extraña el glamur y la fama
que tuvo y pudo tener como actriz?
Admite que
le da “pereza” recordar que tenía que levantarse muy temprano, aprenderse el
libreto uno hora antes de grabar, los patrones a seguir también la incomodaron.
“Yo no podía caminar sola por la plaza Baralt, no podía subir escaleras, debía
cuidar una imagen, comprendí y me dije: ¡Upss!, la cosa es bien seria” La
zuliana sintió nervios y mucho ahogo cuando al frente de la basílica de la
virgen Chiquinquirá muchos llegaron a pedirle autógrafos. “Pude comprender que
eso era para gente fuerte”. Le resta importancia a los elogios que recibía a
diario mientras tuvo sus cinco minutos de fama. “Que José Simón Escalona me
dijera que era capaz de matar a cualquier director por mí, ya no tiene
importancia. La vanagloria del mundo es perecedera. Yo le sirvo a mi Dios, y él
es ahora quien obra en mí”.
¿Ha mejorado el teatro en el país?
“No veo el mismo teatro que hace quince años.
Al ateneo de Valera venían personalidades de primera. Tuve la oportunidad de
que nos dirigiera un director ruso. Y él me decía en un ensayo ¡Colunareta!,
¡Colunareta! Y yo pensaba ¡Ay Dios! Que me querrá decir. Le pregunté a su
esposa y en gritos me explicó lo que ocurría ¡Qué pongas la columna recta!”
Milagro Villalobos añora esos días cuando bajo la dirección de Marlene Briceño
se presentaba el teatro chino, y óperas de distintas partes del mundo. Con
orgullo cuenta que en la llamada Casa de los Saberes del cual reniega el nombre
porque según ella “Le sustrae personalidad a lo que fue el ateneo” Conoció a
Mirla Castellanos, Los Panchos, El trío los Naipes de México entre otros. “En Valera
hay mucho talento, no sé dónde está esa Valera de la que me enamoré”.
¿De qué te arrepientes?
“De no haber estudiado. De no concretar una
carrera, porque pensaba que era un fastidio y me estorbaría para ser teatro; y
resulta que si yo me hubiese graduado como muy secretamente siempre he anhelado
hubiera sido periodista… de guerra. Admiraba mucho a Oriana Fallacci admiro a
Amanpur (Christiane).”
¿Aficiones?
“¡Qué dios me perdone! me apasiona el futbol,
la lectura y la cocina, cuando tengo el día libre trabajo en un restaurante
como ayudante de cocina, no me importa lavar platos, me gusta el ambiente del
lugar.”
¿Algún talento escondido?
Los postres, soy muy buena… pedidos por favor
(risas)