sábado, 18 de febrero de 2017

Ignacio Martín Burk: El sacerdote alemán que traicionó su juramento con la Iglesia para casarse en Valera


De las pocas fotografías encontradas de Ignacio Burk/
Foto: Portada del libro sobre el maestro por José Hernán Albornoz
Llegó a Venezuela como misionero, en Valera encontraría el amor. Burk cuenta con una colección bibliográfica importante donde destaca en temas de psicología hasta la química, su voz fue importante en la puesta en marcha de distintas obras en la urbe de Mercedes Díaz como el ícono cultural de la ciudad, el ateneo de Valera.

El 1905 nace en la ciudad alemana de Núremberg Ignacio Martín Burk, quien a la postre sería un reconocido sacerdote, filósofo, educador y escritor. Su pasión por la investigación y sus dotes de escritor lo llevaron a publicar 23 libros avalados por la Biblioteca Nacional de Venezuela.

Venezuela sería su hogar hasta su muerte acaecida en el año 1984. Su huella en Valera sigue vigente hoy día en la lucha por obras de envergadura y hasta un colegio privado que lleva su nombre.

Una vida dedicada a Dios

Burk estuvo en la puesta de la primera piedra de la iglesa de Puerto Ayacucho en 1933. Desconocemos cuál de ellos es/
Foto: Cronista de Atures

Con 19 años ingresa a la Congregación de los Salesianos en el año 1924. Como estudiante religioso viajó a Austria y a Roma para intensificar sus estudios.

Un año después el papa Pío XI declara Año Jubilar, situación que lo lleva a Venezuela para predicar la doctrina católica en suelo criollo.

Al llegar al país comenzó  su trabajo como maestro en Caracas y Valencia. Sería enviado luego a Amazonas entre los indios piaroas, donde se desempeñó como educador, médico y director de escuela. Esta situación termina cuando contrae paludismo en la selva venezolana y es enviado de inmediato a Caracas.

Su llegada a Valera


Foto: Luis Cortes Riera
En 1938 llega a Valera, en el año 1940 Burk obtiene la nacionalidad venezolana.

Volvería a Caracas entre 1946 y 1949 para titularse como profesor en bilogía, química, filosofía y psicología.

De regreso  a la ciudad no escatima en esfuerzos para fundar el laboratorio del hospital y el Ateneo de Valera. Sus esfuerzos los realizaba mientras impartía clases en el Colegio Federal (actualmente CC. Edivica) y el Colegio Salesianos.

El amor por una mujer lo aleja de la sotana

Valera sería la ciudad que lo llevaría a plantearse dudas existenciales sobre su vida. Ignacio Martín Burk, un hombre que llegó a Venezuela como sacerdote y misionero de Dios, termina enamorándose de una mujer.

La ciudad de las siete colinas fue testigo de la renuncia al sacerdocio del clérigo alemán, luego de esto contrajo nupcias con Elionor Geissler.

Luego de esto Burk marcaría su vida en un antes y un después, el amor a las ciencias lo fue llevando a dirigir programas radiales científicos en Maturín y afianzarse en la publicación de libros en las ramas que más dominaba, la psicología y la química.

Finalmente se radica en Caracas
Busto de Ignacio Martín Burk en Caracas
En el año 1960 llega Caracas para trabajar como profesor universitario a sus 55 años.

Fue profesor del Instituto Pedagógico en las cátedras de Psicología, Teorías Psicológicas y Antropología Filosófica, siendo además jefe del Departamento de Pedagogía de la misma institución.

Desde el año 1973 publicó en el diario El Nacional su columna “Reloj de Arena” donde se ocupó de diversos temas de interés.

Su legado


La Biblioteca Nacional de Venezuela tiene en su catálogo 23 obras del teutón. Destacan en estas obras temas sobre psicología, química, física entre otras.

Dos escuelas privadas llevan su nombre. Una en la ciudad de Valera ubicada en el sector Las Acacias y otras en la ciudad de Maturín.

Los últimos años de su vida los dedicó a la docencia y la enseñanza, abocado a las ciencias y los conocimientos en un país al que hizo suyo y lo recibió cuando era un misionero.