sábado, 8 de octubre de 2016

PARA RESTITUIR EL MAGMA (III/III)



Los balleneros se mantuvieron a las orillas de la viña literaria, cuestionando todo canon y estereotipo cultural; plantearon un quiebre herético que nacía del regreso a la raíz, a los orígenes, para así llegar al más puro éxtasis del arte. Los poetas desde luego se valieron de las ideas revolucionarias y vanguardistas del momento para aplicarlas a la estética, en contra-cultura o rechazo a la tradición.



 Imagen cortesía de correodelorinoco.gob.ve

Caupolicán Ovalles, uno de los más subversivos poetas, fundador de El techo de la ballena, asume si se quiere la postura más extremista de la poética denunciante, política y social, su lenguaje era “el lenguaje de la calle”. La poesía de Caupolicán persigue la el entendimiento del hombre en su cotidianidad, de sus peligros y sus desgracias, para enrumbarlo a la transformación.




Contraportada del libro


¿Duerme usted señor presidente?” de Caupolicán Ovalles se publica por medio de El techo de la ballena, en el año 1962. El poemario lo prologa Adriano González León. Este libro le costó el exilio a Ovalles, veamos por qué:


















¿Duerme usted, señor presidente?
Si en vez de dormir
          bailara tango
                              con sus ministros
            y sus jefes de amor
nosotros podríamos
oir
       de noche en noche
su taconeo
de archiduque
o duquesa.
Podríamos reír
sólo de verle,
ridículo como es,
esperar los aplausos
de toda la gendarmería
frenética.
Claro que uno está cansado
y quiere un poco de diversión
              monstruosa,
como ésta
           de verle
con la lira en el cuello
               colgada,
como un romano
o como una romana
ciega de absurdas creencias geniales.
Si en vez de prometer
el descubrimiento de la piedra
                                          filosofal
que ha de producir pan
                                 y billetes de veinte
se dedicara,
por lo soberbio que es,
a vender patatas podridas
o maíz rancio,
los indios de esta nación
le llamarían
             Cacique Ojo de Perla.
Si en vez de llorar
te murieses un día de estos,
                como una puerca elegante con sus grasas
importadas del Norte,
nosotros,
que estamos cansados
                           de tanta estúpida confesión,
pondríamos a bailar las piedras
y los árboles darían frutos manufacturados.
            Con tu vieja y putrefacta osamenta,
alimento de ratas,
llenaremos un solo lugar de esta tierra
y la llamaremos
                       la Cueva Maldita
y será proscrita de ver
y de acercarse a ella
por temor a despertar tus histéricas
                                            ternuras.
Te llaman             
José el de los sueños,
el de las vacas sagradas,
el dueño de las vacas más flacas
             y
Presidente de la "Sociedad Condal del Sueño".
Tus amigos te llaman
                             Barbitúrico.
¿Hasta cuándo duerme usted, señor Presidente?
Si adora la vaca,
                       ¡duerme!
Si al becerro adora,
                    ¡duerme!
Y si el General le da su almuerzo,
duerme como una lirona
o le da una pataleta de sueño.
Cara de Barro,
Ojo para ver las Serpientes
                                        y llamarlas,
Ojo para hacer compañía
y quemarte
con el humilde Kerosene,
Ojo para tenerse a mi servicio
como mozo de alcoba
                               barato.
¿Duerme usted, señor Presidente?
                 Le pregunto por ser joven apuesto
                 y no como usted, señor de la siesta.
Ojo de barro y Water de Urgencia
(Caracas: Ediciones del Techo de la Ballena, 1962)

El poema es el resultado de una determinada circunstancia histórica (no, no es la actual venezolana, pero bien podría aplicarse), es un espejo de la violencia y la corrupción que inundaban al país bajo el gobierno de Rómulo Betancourt, un discurso anti-señorío. Degrada de manera humorística la imagen del presidente con ingeniosas comparaciones.



Las imágenes alzan lo asustadizo y el servilismo del jefe de estado con pinceladas irónicas y ambiguas, sin dejar a un lado la cadencia poética del texto. Ángel Rama nos dice: “La fuerza sólo se alcanza por el insulto directo, aunque debe reconocerse que la precisión seca y rítmica de sus imágenes, construye un espacio desusado, categórico, de insólita virtualidad poética”. Adriano González León fue hecho preso, y la mayoría de los ejemplares publicados fueron incautados por el gobierno y luego quemados.


Cortesía: www.dossier-360.com


Ya en 1968, luego de un período de incremento grandioso de su actividad editorial, El Techo de la Ballena publica el volumen “Salve amigo, salve, y adiós”, cerrando su ciclo, liberando a la bestia que una vez invocaron. Sus militantes se fueron dispersando y conglomerándose en nuevas formas, estableciendo nuevas agrupaciones con nuevos conceptos ideológicos o persiguiendo caminos individuales, preocupándose de su creación estética personal, pero manteniendo en común el espíritu ballenero, la búsqueda fundamental en la investigación del lenguaje, de la palabra, el disfrute de la palabra, la recreación del verbo. 


Cortesía: venepoetics.blogspot.com

Se convino  cambiar la vida para transformar la sociedad, hijos de Marx y Rimbaud, también de fijar planes y dirigir operaciones para que no se esconda la realidad, para que se invoquen aguaceros o erupciones de lucidez violenta y tal vez se llegue al punto eyaculatorio de la reinvención social.