miércoles, 2 de diciembre de 2015

Manifiesto UNO de La Prótesis de Adán, por Miguel Montilla “La Peña”



La Prótesis de Adán es una propuesta estética-humanista ideada por el artista plástico y poeta trujillano Miguel Montilla “La Peña” que invita, más que a la reflexión política y social, a la reflexión sobre el arte como posibilidad de salvación humana, el arte como medio para ir más allá de lo evidente y corregirnos en medio de tanta autoflagelación como paradigma. En el siguiente manifiesto UNO de su propuesta cita al gran Aldous Huxley: “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”. No se trata de “comprometer” al arte para una causa, como lo expresa el artista, se trata es de aliviar y canalizar a bien nuestras dolencias de humanidad a través de él.


Nuestras columnas han soportado las sentencias lanzadas al aire por un megáfono entintado de un tono insincero, desleal, del que se sabe: por tenido. Desconocemos el poder del rojo que persuade porque nos hemos quedado dormidos en alguna parada. Nos gustan las tonterías gratuitas porque tenemos oídos sensibles. Ya nuestras columnas tienen tantas tonterías encima que estamos doblando como ramas cargadas de frutos. Hemos perdido el movimiento de nuestros cuellos y no podemos mirar a Dios. 

Estamos obnubilados dejando caer el castillo de arena y dejando regar con sangre el polvo del entendimiento. Aplacar los latidos sincopados del que no acepta la música horizontal del flautista es parte del objetivo suyo. Y se desborda de “amor” el megáfono. De las venas sensibles de nuestros pueblos han sabido beber. Y están delgados los pueblos y ahora los hombres son largas, tristes y, anémicas serpientes que visten los harapos del cántaro amatorio. La capacidad de ver con el pensamiento parece que fue arrebatada. Dejemos de escuchar la flauta. El que la tocaba se marchó en un vuelo de incertidumbres; aunque, un eco débil queda en el auditorio.
“Rompan filas” ̶̶ dice una voz que no tiene pretensiones de dirigir la orquesta, se cuenta 1, 2, 3, y se truenan los dedos, y es hora de salir del trance. Hay que cazar las voces antiguas con una botella para ecos y lanzarla al mar de los ismos… ¡Los dedos y la boca hay que atarles al megáfono! Elijamos la canción del próximo concierto. 

Los sueños deben abrirse con virtud de conciencia en un quirófano más humano. Comencemos de nuevo, cerremos de una vez por todas las entradas a aquellos cuyo objetivo es persuadir para la tragedia. Que las políticas mal habidas no son políticas. Que el arte no persigue a nadie, es contrario. Que no sea el brazo izquierdo el que se imponga sobre el derecho, que no sea el brazo derecho el que se imponga sobre el izquierdo. Que ambos brazos participen al bienestar del hombre. La Prótesis de Adán debe ser colocada por ambos brazos para que el pueblo logre levantarse. ¡Ya basta de la ruin comedia! 

El arte no está comprometido absolutamente con nadie ni con nada. Somos nosotros quienes le comprometemos para fines múltiples. 

Lo que puede tomarse como plausible de las políticas se aplaudirá y, lo que no, hay que despedirle con un eterno minuto de silencio, con cantos definitivos, que se vayan con el río astral hasta una constelación oscura. Con la prótesis la balanza vuelve a la autenticidad. Tengamos voluntad para despachar la voz que nos separa del lado humano de los hombres, de aquél que nos lleva con “amor” al precipicio. Huxley dice que “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”. 

¡Desacralicemos el arte sacralizado por comodidad de otro! ¡El arte no tiene cara de escalera!

MIGUEL AMAGOS