(II)
En “El Techo de la Ballena" hay
una obligación de arremeter contra los valores culturales, cuestionar y romper
los valores sociales. De la mano de la violencia está la abrupta materialidad
de la ciudad y la urbanidad cosmopolita como nuevo paradigma para entender la
circunstancia nacional venezolana. En esta generación, la ciudad, lo
metropolitano, va a tomar una gran significación en el desarrollo literario
venezolano. Los Balleneros se enfrentan a una realidad excesivamente fuera de
lo normal, Venezuela pasa del atraso al crecimiento urbano, en tan solo treinta
años.
Carlos Contramaestre (vereda.ula.ve) |
De “El Techo de la Ballena"
emerge un poeta y pintor bastante peculiar, modelo de la estética explosiva que
el grupo proponía, Carlos Contramaestre, siempre fiel a la irreverente anarquía
del arte; Adriano Gonzales León nos dice: “Contramaestre con empuje marino y
desenfado, sin pasar por la Escuela de Bellas Artes, quería dar su testimonio
solitario en una mezcla explosiva de fantasía y expresión poemática, al margen
del rigor y la academia, quizás con cierta torpeza, pero lleno de resonancias
magnéticas.” (Publicado en el Papel
Literario El Nacional. Caracas, 1º de febrero de 1970). Dos poemas de tema
petrolero de Carlos Contramaestre, “El gas-plant saluda a la metrópoli” y
“Cabimas-Zamuro” arrojan el tono de denuncia, pero bajo la manifestación de un
método innovador del lenguaje poético, poemas comprometidos a algunos de los
rasgos político-contestatarios del movimiento al cual perteneció.
“Yo viejo rescatador de tuberías
muertas
hombre electrocutado en las
profundidades
tengo todos los planos de las tuberías
muertas
tengo todos los huesos de los
ahogados
uso a mis hijos de carnada (mis buzos
predilectos)
corro con la velocidad del relámpago
desmantelo todas las instalaciones de
los muertos
me ilumino con el espectro del
carburo
y camino con envidiable equilibrio
sobre las llamas de Lagunillas
recuerdo a López Contreras
y reconstruyo el mapa en escala
mortal…” (Contramaestre, 1969)
Lo primero que se nota es una
apresurada exploración con imágenes osadas, activas y auténticas, de tal forma
que hace al lector enfrentarse a una realidad literaria drásticamente diferente
a la que está familiarizado, con recios
reclamos cargados de ironía y gracia incomparable, para Adriano González León
“(…) Estas visiones de Cabimas-Zamuro, en revancha, marcan de un modo definitivo
el camino de la gran poesía reclamante, el único a seguir: el de la imaginación
y la autenticidad”. Excelente delegado del fanatismo de irrumpir en las normas
estéticas establecidas por los controladores del arte venezolano; la palabra
denuncia, arremete, escupe fuego y quema cual magma tecnicolor.
La actitud filosófica, el humor
corrosivo y la integración de las artes en la poesía de Contramaestre denota
las insólitas imágenes y el sorprendente incendio en el uso del lenguaje,
enmarcado en una ruptura radical con la tradición, el humor como ametralladora
para la subversión, para la ofensiva, la virulencia, la sorpresa.
Carlos Contramaestre, Caballeros luchando. 1963. |
Su propuesta de muerte era un retorno
sin fin a los códices del mundo interior, era la posada ardiente en su estilo
de vida. Las insinuaciones a la putrefacción en
“Homenaje a la necrofilia”, exposición ideada y lanzada por
Contramaestre, la mañana del 2 de noviembre de 1962, día de los muertos, eran
constantes, a tal punto que en El Nacional tacharon sus obras de “cuadros
olfativos”, por estar elaboradas con huesos y vísceras traídas del matadero de
Jajó. Se trataba de un arte “masoquista, con perfiles de sadismo”, hecho con el
objetivo de “destruir los conceptos existentes sobre estéticas y sobre esas
cenizas construir el arte del futuro”, explicó Contramaestre al diario.
Carlos Contramaetre - Homenaje a la necrofilia, 1962 |
Más que solo furia y anarquía
desenfrenada, Contramaestre planteaba una réplica llena de sangre, ironía y
realidad, a las nefastas represiones del régimen, por aquello de “disparen
primero y averigüen después”. La exposición
duró lo que la carne en podrirse, pronto la cerró el gobierno, por mandatos de
la tímida sociedad caraqueña, su lenguaje aún está vigente, esa necesidad de una obligación entre los
balleneros y los problemas de su sociedad.